El patriarca latino de Jerusalén llamó a las religiones a no "echar nafta al fuego": se necesitan testigos creíbles y honestos, para construir la paz con los criterios del Evangelio.
En una carta enviada a los participantes del encuentro "Párrocos para el Sínodo", el pontífice les escribió que "la Iglesia no podría seguir adelante sin su amor, fe y dedicación".