Miércoles 24 de abril de 2024

Mons. D´Annibale animó a elegir el camino de la oración y la caridad

  • 12 de marzo, 2019
  • San Martín (Buenos Aires)
El obispo de San Martín, monseñor Miguel Ángel D?Annibale, reflexionó sobre el Evangelio del primer domingo de Cuaresma. "A veces creemos que porque ya somos de Cristo, porque ya estamos en la Iglesia, porque ya tenemos fe, no vamos a tener problemas ni tentaciones. Las vamos a tener. Las tuvo Jesús, el hijo del hombre, así que esta es una escuela de vida", afirmó.
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En una nueva entrega de sus reflexiones semanales sobre el Evangelio, el obispo de San Martín, monseñor Miguel Ángel D?Annibale, se refirió al primer domingo de Cuaresma, que marca "un nuevo tiempo litúrgico, una nueva etapa de nuestro caminar".

Este "es el tiempo por excelencia de penitencia y conversión en la Iglesia. La cuaresma se presenta como el tiempo en el que nos disponemos a celebrar el triduo pascual. Es un tiempo realmente muy rico, muy hondo, sus lecturas son profundas y nos animan a este camino de conversión", señaló el prelado.

"Lo importante de este tiempo de cuaresma es vivirlo en el hoy de nuestras vidas, vivirlo en el tiempo de lo que nos pasa", afirmó el obispo. "Vamos a escuchar lecturas que quizás ya las hemos recibido en otras Cuaresmas, y las recibiremos también en la cuaresma del año que viene, pero lo importante es escucharlas desde nuestro hoy, desde nuestro presente", aseguró.

Refiriéndose puntualmente al Evangelio de este domingo, expresó: "En este caso el primer domingo de Cuaresma siempre la Iglesia nos ofrece las tentaciones de Jesús en el desierto".

Este año, advirtió monseñor D?Annibale, "como seguimos el Evangelio de Lucas y una de las características que tiene Lucas es justamente el Espíritu Santo, las tentaciones propuestas en este Evangelio comienzan así: ?Jesús, lleno del Espíritu Santo, fue al desierto?. El Espíritu lo llevó al desierto y ahí fue tentado, porque está lleno del Espíritu Santo, porque Jesús se acaba de bautizar, acaba de recibir el bautismo en el Jordán".

"El Espíritu Santo descendió sobre Él, el Espíritu lo lleva al desierto y tiene las tentaciones. No es un detalle menor, esto significa que todos los que estamos llenos del Espíritu Santo vamos a tener tentaciones", advirtió.



"La tentación es camino de la vida. Los problemas, las complicaciones, no es que porque sos cristiano y porque ya tenés el Espíritu Santo no las vas a tener", reconoció. "A veces creemos que porque ya somos de Cristo, porque ya estamos en la Iglesia, porque ya tenemos fe, no vamos a tener problemas ni tentaciones. Las vamos a tener. Las tuvo Jesús, el hijo del hombre, así que esta es una escuela de vida", afirmó.

El primer domingo de Cuaresma, continuó el prelado, "es una escuela de qué hacemos con las tentaciones, y entonces lo miramos a Jesús, como siempre", destacó. "Fíjense que el demonio sutilmente lo tienta con tres cosas: Primero la comida, segundo el poder; y tercero la adoración directa al demonio. En las tres cosas Jesús sale airoso, porque él nunca le responde al demonio con lo que el demonio le dice, él siempre se afianza fuertemente en la Palabra de Dios y en su Padre", recordó.

En ese sentido, aclaró: "La tentación siempre nos va a presentar un camino fácil o un camino de salida, o un camino de placer momentáneo. Siempre la tentación va a ir por ese lado, y entonces el hombre de Dios, el hombre lleno del Espíritu Santo, tentado, apoyándose una vez más en el Señor, buscando al Señor en su corazón, recorrerá el camino de la alegría y de la salvación", aseguró.

"El problema no es entonces la tentación, sino el problema es agudizar en el corazón de cada uno de nosotros el oído interior para escuchar a Dios. Por eso en la Cuaresma se nos propone el camino de la oración", destacó. "En la oración vamos encontrando el camino de la escucha de Dios, es un tiempo de silencio, por eso hay más silencio en la Liturgia, pero también debe ser un silencio en nuestras vidas, el camino de la oración".

"También en la cuaresma se nos pide el camino de la limosna, el camino de la caridad", recordó el prelado, y señaló que en las parroquias de la diócesis se reparte "la cajita de la caridad", o de "dar hasta que duela", un signo concreto promovido por Cáritas para llegar a los hogares: se trata de una alcancía donde cada uno, "fruto de las privaciones, fruto de esa oración que escucha y que se da cuenta de las necesidades del hermano, aporta a esta cajita y deja para que después otros hermanos puedan vivir justamente en dignidad", explicó.

"Ustedes saben muy bien que estamos pasando momentos muy difíciles. El otro día nos reunimos con sacerdotes y vamos viendo que a nuestras Cáritas viene más gente, que a nuestros comedores viene más gente, que más personas se están quedando sin trabajo", lamentó.

"La Iglesia entonces quiere estar cerca de estos hermanos. Por eso, para vencer la tentación que siempre nos aparece, elijamos el camino del silencio y la oración, y elijamos el camino de la caridad. Estemos seguros de que por más que tengamos tentaciones, que las vamos a ir teniendo, estamos eligiendo el camino de salir adelante, buscando a Dios en el corazón y ayudando al hermano que necesita a través de la caridad", concluyó.+