Jueves 28 de marzo de 2024

Card. Poli en Corpus: "La Eucaristía, un modo de ser que pasa de Jesús al cristiano"

  • 22 de junio, 2019
  • Buenos Aires (AICA)
El arzobispo de Buenos Aires y primado de la Argentina, cardenal Mario Aurelio Poli, presidió este sábado la misa y procesión del Corpus Christi donde destacó que la Eucaristía es "un modo de ser que pasa de Jesús al cristiano", y recordó la "generosa caridad" de los santos y beatos para con los enfermos y los pobres, al pedir su protección.
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El arzobispo de Buenos Aires y primado de la Argentina, cardenal Mario Aurelio Poli, presidió este sábado la misa y procesión del Corpus Christi en la catedral metropolitana, donde destacó que la Eucaristía es "un modo de ser que pasa de Jesús al cristiano".

La expresión pública de fe llevó por lema "Eucaristía, Pan del camino a la santidad", y se enmarcó en el Sínodo Arquidiocesano que transita esta jurisdicción eclesiástica.

"La Eucaristía es el sacramento del amor, Pan del camino a la santidad", recordó, y sostuvo: "La Eucaristía es un modo de ser que pasa de Jesús al cristiano, miren qué sencillo y qué profundo".

"Jesús y su testimonio tienen que irradiarse en la sociedad, arbitrar lo necesario para que cada fiel asimile desde la meditación personal y comunitaria los valores que interesan, las actitudes que inspiran, los propósitos de vida que suscitan", agregó.

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El purpurado porteño aseguró que "cuando esto ocurre, Jesús pasa del sacramento al cristiano" y sugirió: "No se vayan de esta Eucaristía sin probar esto, que Jesús pase a alguno de ustedes".

La misa se ofició dentro de la catedral, cuya nave central estaba ocupada totalmente por muchachos y chicas sentados en el suelo, cansados tras haber participado en una marcha juvenil desde la plaza Miserere, en el barrio porteño de Once, adonde habían confluido desde distintos lugares de la ciudad, y que fue caminando hasta la catedral. Se habían sacado los bancos de la nave central y fueron instalados en las naves laterales donde había gente más grande junto a otros jóvenes y donde se habían instalado cuatro pantallas de plasma para seguir la ceremonia.

A su vez, en un costado del frente de la Catedral había una pantalla gigante para que pudiera seguir la misa la gente que estaba afuera, que ocupaba aproximadamente un cuarto de la Plaza de Mayo. El sistema de micrófonos funcionó bien y se pudo oír la homilía y toda la liturgia con nitidez tanto dentro como fuera del templo.

Al comenzar la homilía, el cardenal Poli se disculpó por haber dispuesto celebrar la misa dentro del templo. "Cuando lo hacemos afuera, o amenaza lluvia o llueve", dijo, asumiendo la responsabilidad de haberlo cambiado, siendo que finalmente no llovió. En la plaza había una carpa con socorristas por si había que atender a alguna persona indispuesta.En otro pasaje de la homilía, el primado argentino puso el acento en "la generosa caridad de los santos para con los enfermos y los pobres... los santos que estamos viendo, los mártires, a quienes hoy le pedimos su protección".

El cardenal Poli indicó que los santos y beatos son "amigos del cielo" e invitó a la feligresía a pedir su intercesión diciendo "ruega" o "rueguen por nosotros", al enumerarlos uno a uno, empezando por los misioneros.

San Francisco Solano, santos Roque González de Santa Cruz, Juan del Castillo y Alfonso Rodríguez, santo mártir Héctor Valdivielso Sáez, San José Gabriel del Rosario Cura Brochero, santa Nazaria Ignacia, beato mártir monseñor Enrique Angelli, beatos mártires Carlos de Dios Murias y Gabriel Longueville, beato mártir Wenceslao Pedernera, beato Ceferino Namuncurá, beato Artímedes Zatti, beata Laura Vicuña, beata María del Tránsito Cabanillas, beata María Ludovica de Angelis, beata María Crescencia Pérez y beata Mama Antula.

"Santos y beatos de Dios, rueguen por nosotros", concluyó en medio de aplausos. A un costado del presbiterio colgaban dos grandes cartelones con los rostros de todos los nombrados.

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Entre las intenciones de la misa se pidió por el papa Francisco y por el nuncio apostólico en la Argentina monseñor León Kalenga Badikebele, fallecido recientemente en Roma.

Más allá del apretujamiento dentro del templo, la mayoría de los asistentes se arrodilló en un profundo silencio en la elevación de la hostia y del cáliz consagrados, en medio del humo del incienso. En otros momentos hubo acompañamiento con palmas al entonarse "Como Cristo nos amó". Al final de la misa el arzobispo se arrodilló ante el Santísimo Sacramento expuesto en el altar, en tanto se entonaba en latín el himno "Tantum ergo".

La misa fue concelebrada por muchos sacerdotes. Participaron de la concelebración los obispos auxiliares de Buenos Aires monseñores Joaquín Sucunza, Enrique Eguía Seguí, Ernesto Giobando SJ, José María Baliña, Alejandro Giorgi; el arzobispo emérito de Rosario monseñor José Luis Mollaghan y el obispo emérito de Quilmes monseñor Luis Stöckler.

Tras la celebración eucarística, el cardenal Poli encabezó la procesión alrededor de la Plaza de Mayo llevando la custodia con el Santísimo Sacramento, bendijo a los fieles y renovó la consagración de la ciudad y de la arquidiócesis a Nuestra Señora de Luján.

Al final, desde las escalinatas de la Catedral, el cardenal Poli dio vivas a la Patria, a la Virgen, al Corpus, a Cristo y al Papa, siendo coreado por el pueblo.+