Martes 19 de marzo de 2024

Mons. Uriona animó a "anunciar, bautizar y enseñar"

  • 28 de mayo, 2020
  • Río Cuarto (Córdoba) (AICA)
El obispo de Villa de la Concepción del Río Cuarto presidió la misa del domingo de la Ascensión del Señor
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El obispo de Villa de la Concepción del Río Cuarto, monseñor Adolfo Uriona FDP, presidió el 24 de mayo en la capilla del obispado, la misa del domingo de la Ascensión del Señor.



“Después de 40 días en que Jesús resucitado fue apareciéndose a sus discípulos, los convoca, según la versión del Evangelio de San Mateo, a Galilea, y allí les da las últimas instrucciones, y después es elevado al Cielo”, recordó el obispo en su homilía.



“Pareciera que el Señor los abandona, era la sensación que tenían los discípulos. Se quedaron mirando al cielo, dice el texto de los Hechos de los Apóstoles, tuvieron que venir los ángeles para decirles: Ese Jesús que ahora han visto partir, volverá”, añadió. “Nos deja con un poco de tristeza”, reconoció.



“Jesús se va al Padre después de haber cumplido su misión en la tierra, y poco tiempo después les envía a los discípulos la promesa del don del Espíritu Santo. El tiempo de Jesús visible terminó: ahora comienza el tiempo del Espíritu, con una presencia particular de Cristo en su Iglesia, pero invisible”, continuó.



“Esta acción del Espíritu la veremos el próximo domingo sobre los apóstoles, los discípulos, los que tendrán la misión de anunciar a Jesucristo a todo el mundo. Y Jesús, antes de partir, como hemos escuchado en este breve Evangelio de Mateo, les deja una misión: ‘Vayan y anuncien a todas las naciones el Evangelio; anuncien a todas las naciones lo que les he enseñado’. Una misión ardua, una misión difícil. No era solamente al pueblo de Israel o algún grupito, era a toda la tierra”, advirtió.



“Esa misión ardua y difícil para los apóstoles sigue siendo ardua y difícil hoy también”, consideró el prelado, y animó a reflexionar sobre tres verbos que sintetizan las características de esta misión.



“El primero es anunciar, hay que anunciar el kerygma, que Jesús murió y resucitó para darnos la salvación, ese es el centro de nuestra fe, es el corazón de la fe y es lo primero que debían anunciar los discípulos. Es lo que llega a nuestro corazón y lo que nos da la certeza de la salvación”.



“El segundo verbo es bautizar: Bautizar a todas las naciones en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Bautizar significa ser introducidos en la Trinidad, ser introducidos en Dios. El bautismo nos hace hijos de Dios, la Trinidad viene a habitar en el corazón del bautizado, y siendo bautizados también formamos parte de esta gran familia que es la Iglesia de Jesucristo”.



“Y finalmente el tercer verbo, la tercera acción es enseñen: Enseñen a cumplir todo lo que yo les he mandado. La enseñanza está relacionada con la catequesis, tenemos que conocer a Jesús, tenemos que conocer su Evangelio, conocer lo que Él nos dejó como prenda de salvación, como enseñanza para alcanzarlo y cumplirlo”.



“Hay que tomar la cruz y seguirlo, hay que anunciarlo y me parece que es el gran desafío al que nos debemos preparar mientras nos preparamos para recibir el don del Espíritu Santo en Pentecostés”, animó.+