Jueves 18 de abril de 2024

El próximo beato que murió asistiendo enfermos durante una pandemia

  • 2 de junio, 2020
  • Washington (Estados Unidos) (AICA)
El padre Michael McGivney, fundador de los Caballeros de Colón, que falleció por un virus de neumonía atendiendo a enfermos en una pandemia de finales del siglo XIX, muy pronto será beato
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El padre Michael McGivney, fundador de los Caballeros de Colón, que falleció por un virus de neumonía atendiendo a enfermos en una pandemia de finales del siglo XIX, muy pronto será beato, tras ser aprobada por el papa Francisco la promulgación del Decreto que reconoce un milagro atribuido al sacerdote.



El 26 de mayo el papa Francisco aprobó un milagro atribuido a la intercesión del venerable padre Michael McGivney, fundador de los Caballeros de Colón. Esta organización fraterna católica es una de las más grandes del mundo con casi dos millones de miembros y numerosas obras de caridad.



El milagro reconocido para la beatificación, según informó un comunicado de los Caballeros de Colón, ocurrió en 2015 y se refiere a un niño estadounidense mientras estaba dentro del útero de la madre. Su familia invocó al sacerdote, y curó al feto de una enfermedad que ponía en peligro su vida. Su causa de beatificación se inició en 1997 en la arquidiócesis de Hartford.



“El padre McGivney inspiró a generaciones de católicos a arremangarse y poner en práctica su fe”, dijo Carl A. Anderson, Caballero Supremo de la Orden, comentando la noticia. “Estuvo al frente de la promoción del papel de los laicos en la Iglesia. Hoy su espíritu sigue dando forma a la labor caritativa de los Caballeros que siguen sirviendo a los sectores más marginados de la sociedad como lo hizo con las viudas y los huérfanos en la década de 1880”, añadió. El Padre McGivney también sigue siendo un importante modelo a seguir para los párrocos del mundo y nos dejó un legado transformador de cooperación efectiva entre el laicado y el clero”, señaló al conocer la noticia.



El próximo beato nació el 12 de agosto de 1852 en Waterbury (Estados Unidos), en el seno de una familia católica de inmigrantes irlandeses, primogénito de 13 hijos. Fue ordenado sacerdote en 1877. Ejerció su ministerio en la gran comunidad irlandesa estadounidense, primero como vicario parroquial de Sant Mary en New Heaven, y luego como párroco en Thomaston, no lejos de su ciudad natal, ganándose la reputación de hombre de profunda fe y “buen samaritano”.



Comprometido con la Acción Católica de la que fue asesor, poco a poco fue gestando un proyecto apostólico que fraguó el 28 de marzo de 1882 con la fundación de la fraternidad de los Caballeros de Colón, con un grupo de sus feligreses con el fin de ayudar a las familias más necesitadas y una espiritualidad de corte tradicional. Esta organización ofrecería protección económica a las familias que perdieran al hombre cabeza de hogar. Además, contar con una organización católica ayudaría a los varones católicos a no ceder a la tentación de recurrir a sociedades secretas.



Hoy la organización está presente en todo el mundo con más de un millón y medio de miembros, comprometidos con la evangelización, la caridad, la promoción de la integración racial y la defensa de la libertad religiosa. Entre ellos se encuentran el cardenal William Joseph Levada, prefecto emérito de la Congregación para la Doctrina de la Fe, fallecido el año pasado, y el cardenal Sean O'Malley, arzobispo de Boston y presidente fundador de la Comisión Pontificia para la Protección de los Menores.



El arzobispo de Baltimore, monseñor William Edward Lori, es el capellán general de la asociación.



El padre McGivney murió tempranamente a la edad de 38 años, durante una pandemia de neumonía. El sacerdote contrajo la enfermedad al atender a los enfermos y falleció el 14 de agosto de 1890 en la parroquia de New Haven, Connecticut. Recientes investigaciones identificaron un coronavirus como causante de la pandemia que registró un millón de muertos alrededor del mundo en los años 1889 y 1890.



La causa de beatificación fue introducida en 1996. El 15 de marzo de 2008 fue declarado venerable por el papa Benedicto XVI. +