El arzobispo de Buenos Aires encabezó la fiesta en la parroquia del barrio de Palermo. "Pidamos a san Benito que nos libere del odio, de la bronca, del rencor, de esa famosa grieta", propuso.
Los miembros de la Comisión de Vida Consagrada animaron a los benedictinos a construir "monasterios espirituales" con su testimonio y oración, y a rezar por "la fidelidad y fecundidad vocacional".