El arzobispo invitó a comprender que "hay una viña, que es Cristo, y nosotros somos como los sarmientos, que damos lugar también en las comunidades a los nuevos que se acercan".
"No nos quedemos adorando cenizas o llorando por el retablo quemado. Dejémonos encender por el fuego del espíritu", pidió el arzobispo porteño, y destacó que la imagen de santa Inés se haya salvado.
El arzobispo de Buenos Aires consideró que pueden servir a todos los que, en la vida cotidiana, están llamados a ser pastores de otros, como los docentes, padres de familia, empresarios o abuelas.
El arzobispo de Buenos Aires invitó a los jóvenes reunidos en el Colegio Marianista a animarse a ser felices: "Dejá que tu corazón se llene de alegría". Reflexión personal ante Jesús sacramentado.