Mons. Moon llamó a abrir el corazón al eterno enamorado
- 6 de enero, 2022
- Venado Tuerto (Santa Fe) (AICA)
El obispo de Venado Tuerto, monseñor Han Lim Moon, en la misa del segundo domingo del tiempo de Navidad, se refirió al "Eterno Enamorado".
En la homilía del segundo domingo del tiempo de Navidad, el obispo de Venado Tuerto, monseñor Han Lim Moon, dedicó su homilía a reflexionar sobre “el Eterno Enamorado”.
“Si alguien te dice que hay una persona hermosa, que está muy enamorada de vos desde hace muchos años, desde que era niño o niña, de toda la vida, ¿les interesaría saber quién es?”, planteó el obispo.
“El Evangelio de hoy nos presenta quién es esa persona, esa persona que está muy enamorada de cada uno de nosotros, se trata de la segunda persona divina, Hijo de Dios, Palabra del Padre, Palabra de Amor, Señor del universo, la luz que ilumina las tinieblas: se llama Jesús de Nazaret”, afirmó.
“Hace una semana, en la Navidad, vino del Cielo a la tierra y se le presentó a cada uno personalmente, como hombre, delante de él, delante de cada uno, y no solo se presentó, sino que se instaló, se quedó”, destacó.
“Cuando el Evangelio de hoy dice: ‘La Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros’, esa frase quiso decir que esa persona que está muy enamorada de cada uno de nosotros, vino del Cielo, se hizo hombre y se presentó delante de cada uno de ustedes, y no se mueve. Se instaló para siempre, hasta el fin del mundo”.
“Esta palabra hecha hombre los sigue amando y hablando en la vida cotidiana, especialmente por medio de la Biblia y en la Eucaristía. Cada vez que celebramos la Eucaristía, personalmente a través del sacerdote, dice: ‘Este es mi cuerpo, entregado por ustedes. Esta es mi sangre que sella la eterna alianza con ustedes’”, recordó.
“La Palabra del Amor hecha hombre se presentó y se instaló para siempre delante de ti, ¿cuál será tu actitud? Él se decidió a presentarse y quedarse con nosotros, delante de cada uno, mirándonos con amor, ahora: ¿Cuál es la actitud de cada uno?”, preguntó el prelado.
“Uno puede distraerse por los ruidos de este mundo o concentrarse en el interés personal, sin darle ninguna importancia. Uno puede ignorarlo o puede ser que a cada uno de nosotros nos interese prestarle atención, escucharlo, preguntarle algo, creerle, abrir el corazón para aceptarlo en la vida, dejarse amar por Él”, consideró.
“Dice el Evangelio de hoy, a los que lo reciben a Él y creen en su nombre les dio el poder de llegar a ser hijo de Dios. Por favor, ¿puedes recibirlo en tu corazón y en tu vida? Para eso vino el Señor”, concluyó.+