El Papa al clero congolés: "Sean ríos de paz en las áridas estepas de la violencia"
- 2 de febrero, 2023
- Kinshasa (República Democrática del Congo) (AICA)
"Ofrecer cercanía y consuelo, como una luz siempre encendida en medio de tanta oscuridad", así definió la vocación sacerdotal el Santo Padre en su encuentro con el clero en la catedral de Kinshasa.
En el marco de su visita apostólica a la República Democrática del Congo (RDC), el papa Francisco se encontró esta tarde con el clero, los religiosos y seminaristas del país en la catedral de Kinshasa. En sus palabras el Santo Padre les recordó que “las palabras y las intenciones no bastan para ser buenos sacerdotes, diáconos y consagrados: ante todo, es la vida misma la que habla”.
El pontífice resumió así el significado de la vocación religiosa: “ofrecer cercanía y consuelo, como una luz siempre encendida en medio de tanta oscuridad” y los animó a “ser hermanos y hermanas de todos y sobre todo entre ustedes”.
“Sean testigos de la fraternidad, continuó Francisco, nunca en la guerra; testigos de paz, aprendiendo a superar incluso los aspectos particulares de las culturas y los orígenes étnicos, porque, como decía Benedicto XVI dirigiéndose a los sacerdotes africanos, su testimonio de vida pacífica, más allá de las fronteras tribales y raciales, puede tocar los corazones'”.
Y los invitó a “inclinarse humildemente ante Dios” para que Él nos haga “trabajadores de misericordia”. Ya que cuando “permanecemos dóciles en las manos de Dios”, dijo el Papa, Él nos moldea y nos hace personas reconciliadas, que saben abrirse y dialogar, acoger y perdonar, verter ríos de paz en las áridas estepas de la violencia. Y así, cuando los vientos de conflicto y división soplan salvajemente, este pueblo no puede ser quebrantado, porque está lleno del amor de Dios”.
Sacerdotes “burócratas del espíritu”
El discurso del Santo Padre al clero estuvo precedido de unas palabras del cardenal Ambongo, quien hizo alusión a los “enormes desafíos” que supone “vivir el compromiso sacerdotal y religioso” en esta tierra. A continuación, Francisco aludió a las tres tentaciones que afronta la vida sacerdotal y religiosa en el Congo. A saber: la mediocridad espiritual, la comodidad mundana y la superficialidad.
Con respecto a la segunda, la de llevar una vida cómoda, actuando “por inercia, buscando nuestro confort”, el pontífice fue rotundo en su denuncia. Cuando los sacerdotes se aprovechan de su papel para satisfacer sus “necesidades” y “comodidades”, se convierten en “fríos burócratas del espíritu”. En vez de servir al Evangelio, se preocupan de “gestionar las finanzas y de llevar adelante algún negocio” ventajoso. “Es escandaloso cuando esto sucede en la vida de un sacerdote o de un religioso, que, por el contrario, deberían ser modelos de sobriedad y de libertad interior”, subrayó.
Oración y testimonio de vida
El Papa reivindicó el valor de la oración y la celebración eucarística cotidiana. “La oración nos hace salir del yo, nos abre a Dios, nos vuelve a poner en pie porque nos pone en sus manos. Sin la oración no se va lejos”, dijo a su auditorio antes de pedirle que no descuide tampoco el rezo de la Liturgia de las Horas ni el sacramento de la reconciliación, pues “siempre necesitamos ser perdonados para poder ofrecer misericordia”.
Francisco pidió sacerdotes y religiosos “preparados, formados y apasionados por el Evangelio”, no “funcionarios de lo sagrado o profesionales distantes del pueblo”. Con respecto a la formación, apuntó que esta “no es opcional” y que “debe continuar siempre, toda la vida”. Y reivindicó, además, que la evangelización no sea solo de palabra sino también a través del testimonio. “Para ser buenos sacerdotes, diáconos y consagrados no son suficientes las palabras y las intenciones; lo que realmente cuenta es la vida misma”, señaló.
En su discurso, el Papa hizo también una breve alusión al celibato: “Qué hermoso es ser signos luminosos de disponibilidad total al Reino de Dios, viviendo el celibato”, dijo Francisco.+