El arzobispo de Mosul nominado al premio Sájarov 2020 del Parlamento Europeo
- 23 de septiembre, 2020
- Mosul (Irak) (AICA)
Mons. Michaeel Najeeb Moussa salvó más de 800 manuscritos históricos y ayudó a evacuar la ciudad ante la amenaza del Estado Islámico.
El arzobispo de Mosul, en el norte de Irak, monseñor Michaeel Najeeb Moussa, acaba de ser nominado al Premio Sájarov 2020 el reconocimiento que el Parlamento Europeo concede cada año a personalidades o colectivos que defienden los derechos humanos y las libertades fundamentales. El ganador del año pasado fue Ilham Tohti, un economista uigur que lucha por los derechos de esta minoría en China.
Como explica el comunicado oficial de la UE el prelado favoreció “la evacuación de cristianos, sirios, caldeos hacia el Kurdistán iraquí y salvó más de 800 manuscritos históricos, que van desde el siglo XIII al XIX. Estos manuscritos fueron digitalizados posteriormente y expuestos al público en exposiciones en Francia e Italia. Desde 1990 ha contribuido a la conservación de más de 8.000 volúmenes y 35.000 documentos de la Iglesia de Oriente”.
Un “reconocimiento no a título personal, sino para todo Irak” y sobre todo para quienes “sufren o han sufrido” en estos años de guerras y violencia yihadista, combinado con la puesta en valor “de un patrimonio en peligro de extinción” manifestó monseñor Moussa a la agencia AsiaNews.
Para el prelado es importante recordar, una vez más, el enorme peligro al que se enfrenta el país y el mundo entero “ante la amenaza del Estado Islámico” porque “un pueblo sin herencia hereditaria es un pueblo muerto” “.
Nacido en Mosul, monseñor Moussa ante el avance de las milicias califales se vio obligado a huir primero a la llanura de Nínive, luego al Kurdistán iraquí.
En el pasado, el prelado -que pertenece a la Orden Dominicana- había supervisado la preservación y digitalización de más de 800 manuscritos antiguos en arameo, árabe y otros idiomas, miles de libros y cartas centenarias. Y fue precisamente su tenacidad para salvar este patrimonio cultural de la locura yihadista, lo que le valió la nominación al premio Sájarov de la UE, junto a la oposición bielorrusa, un grupo de defensa de los derechos LGBTI en Polonia y el movimiento ecologista Guapinol.
La realizada por el actual arzobispo de Mosul fue, como él mismo la define, una “operación de rescate” de un activo invaluable “de las garras de los yihadistas” y “el nombramiento en sí representa un honor” que quiere compartir de alguna manera ideal con las poblaciones de Irak, Siria, Líbano, Yemen que “viven tiempos difíciles: porque es un deber salvar no solo el patrimonio”, sino también y sobre todo “las personas”.
Durante las escarpadas fases de la huida, monseñor Moussa aún recuerda “las balas que silbaban sobre nuestras cabezas, mientras buscábamos refugio con las manos cargadas de preciosos volúmenes”.
La nominación para el Premio Sájarov “la considero una firma en cada página de estos manuscritos”, así como un recordatorio “para las víctimas inocentes, especialmente los yazidis: un pueblo pacífico, que tuvo que afrontar una verdadera tragedia y con el que me siento particularmente conectado”. También representa “un estímulo para todos los iraquíes” que sufren, pero quieren seguir viviendo.
“Para que los manuscritos y las personas se salvaran durante el avance de la milicia de ISIS -recuerda- se necesitaban muchos pies y muchas manos. Le pedí a Dios, en esos momentos, que tuviera diez pies y diez manos para salvar libros y personas, me respondió enviando a muchos jóvenes que me ayudaron en esta misión”.
Frente a una tragedia común, continúa, “hemos visto una respuesta común de toda la gente, también musulmanes que han hecho un trabajo extraordinario para ayudar a las familias cristianas y salvar su herencia cultural”. Hoy más que nunca “necesitamos la paz verdadera para seguir viviendo como una comunidad fundada en el principio de ciudadanía, superando las barreras formadas por la raza, la religión, la etnia. Esta es la única solución viable para el futuro”.
Para reconstruir Mosul, y todo Irak, “es necesario reconstruir casas, iglesias, actividades laborales, ofrecer un trabajo a los jóvenes para evitar las ganas de huir”, dice el prelado.
“Irak -agrega- corre el riesgo de seguir siendo esclavo de los países vecinos y de las fuerzas externas y esto es inadmisible, no podemos permitir que Daesh sea reemplazado por fuerzas igual o más peligrosas”.
Y la dignidad del ser humano, concluye, debe ir acompañada del “valor último de la educación y la instrucción en las escuelas, iglesias, mezquitas donde es necesario combatir el odio por todos los medios y fomentar los discursos positivos, de paz y de hermandad. La educación sigue siendo la mejor arma para combatir el oscurantismo y el mal de nuestro tiempo”. +