Martes 14 de mayo de 2024

El Papa pide a los jóvenes que sean dignos de quienes les transmitieron la fe

  • 5 de agosto, 2023
  • Lisboa (Portugal) (AICA)
Un millón y medio de jóvenes participaron en la vigilia de la JMJ y escucharon el llamado de Francisco a recuperarse de sus fracasos, a convertirse en "misioneros de la alegría" y a honrar sus raíces.
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“Solo hay una cosa gratis: el amor de Jesús”, les dijo el Papa Francisco a los jóvenes que participaron en la Vigilia con motivo de la XXXVII Jornada Mundial de la Juventud, que se celebró la noche de este sábado, 5 de agosto, en el Parque Tejo de Lisboa.

Desde el palco central que se instaló en el “Campo de gracia”, cerca del puente Vasco de Gama de la capital portuguesa, el Santo Padre agradeció a los jóvenes peregrinos que llegaron de todas partes del mundo para participar en esta JMJ.

Comentando el lema del evento, “María se levantó y partió sin demora” (Lc 1,39), el pontífice destacó que la Virgen realiza un gesto no pedido, no obligatorio, María va porque ama, y “el que ama, vuela, corre y se alegra. Eso es lo que nos hace el amor”.

A su vez, destacó que “la alegría es misionera, la alegría no es para uno, es para llevar algo”. Entonces, dirigiéndose a los jóvenes peregrinos, los instó a llevar esa alegría a los demás. “Pero esa alegría que nosotros tenemos, también otros nos prepararon para recibirla”, advirtió.

Por eso, animó a los participantes de la vigilia a mirar para atrás todo lo que han recibido, y a pensar en aquellas personas “que fueron un rayo de luz para la vida: padres, abuelos, amigos, sacerdotes, religiosos, catequistas, animadores, maestros…”

“Esas personas son como las raíces de nuestra alegría”, reflexionó el sucesor de Pedro, “esa alegría es la que nosotros tenemos que dar; también nosotros podemos ser, para los demás, raíces de alegría. No se trata de llevar una alegría pasajera, se trata de llevar una alegría que cree raíces”.

“En el arte de ascender la montaña, lo que importa no es no caer, sino no permanecer caído”, expresó a continuación, señalando que “el que permanece caído se ‘jubiló’ de la vida ya, cerró la esperanza, clausuró la ilusión y ahí queda caído. El único momento en que es lícito mirar a una persona desde arriba hacia abajo es para ayudarla a levantarse”.

Y en la vida, afirmó el Papa, para lograr las cosas, hay que entrenarse en el camino. A veces no tenemos ganas de caminar, no tenemos ganas de hacer esfuerzos, y no llegamos al éxito.

“Y, en la vida, no siempre uno puede hacer lo que quiere, sino aquello que la vocación que tengo dentro -cada uno tiene su vocación-, nos lleva a hacer. Caminar; si me caigo, levantarme o que me ayuden a levantarme; no permanecer caído; y entrenarme, entrenarme en el camino. Y todo esto es posible, no porque hagamos cursos sobre el camino -no hay ningún curso para enseñarnos a caminar en la vida, eso se aprende; se aprende de los padres, se aprende de los abuelos, se aprende de los amigos, llevándose de la mano mutuamente”, concluyó.+