El párroco de Gaza pide poner fin a los bombardeos sobre la población inocente
- 26 de octubre, 2023
- Franja de Gaza (Palestina) (AICA)
El padre Gabriel Romanelli IVE expresó que "Gaza está llena de gente corriente que no representa ninguna amenaza para nadie".
El sacerdote argentino Gabriel Romanelli IVE, párroco de la Iglesia de la Sagrada Familia en Gaza, dice que su comunidad necesita paz y corredores humanitarios. Su llamamiento para detener los bombardeos y establecer corredores humanitarios para los ciudadanos comunes y corrientes de Gaza, "que no representan ninguna amenaza para nadie", se registró el día antes de un nuevo ataque aéreo que golpeó la zona, justo al lado de la parroquia, donde se encuentran cientos de refugiados, el miércoles 25 de octubre por la tarde.
La parroquia, la única latina de Gaza, estuvo entre quienes ayudaron a algunas de las personas que resultaron heridas en la explosión que devastó una iglesia ortodoxa griega el 19 de octubre, matando al menos a 18 palestinos cristianos que se refugiaban allí.
El padre Romanelli, quedó varado en Belén cuando estalló la guerra el 7 de octubre, pero desde entonces permanece en contacto constante con su parroquia y su rebaño.
El sacerdote argentino explicó que la parroquia está a sólo 400 metros de la iglesia ortodoxa griega que fue atacada la semana pasada. Son nuestros vecinos, dijo, y todos se vieron profundamente afectados por la tragedia.
"Todos ellos son parientes, amigos, personas que nos importan, personas que amamos", y dijo que los heridos más graves fueron trasladados al hospital, mientras que los demás buscaron refugio en la parroquia latina.
Ahora, dijo, junto a los refugiados que ya se refugiaban en nuestra iglesia, “son aproximadamente setecientas personas, incluidos los niños de la misión de la Madre Teresa”. “La situación es crítica. Los bombardeos ocurren día y noche”, añadió.
Llamamiento para detener los bombardeos
Lamentando que el número de víctimas en toda la Franja de Gaza haya superado las 5.100 personas, con otras miles de personas heridas, el padre Gabriel dijo: “Lo que estamos pidiendo es el cese de esta guerra y la creación de corredores humanitarios para garantizar el bienestar de todos”.
“Esto es lo que pedimos y rezamos por el bien de todos”. Lo más urgente, continuó, es la necesidad de detener los bombardeos, que están matando a las personas inocentes.
"Mientras estoy grabando esto, hay gente muriendo", dijo, señalando que también hay muchos atrapados bajo los escombros y "la esperanza de encontrarlos con vida es casi inexistente, incluidos unos ochocientos niños".
Asimismo el padre Gabriel expresó su gratitud por tantos religiosos que han elegido permanecer con la gente, con los niños a los que cuidan, con los discapacitados y con los ancianos. Al igual que ellos, dijo, no tienen un lugar seguro adonde ir. "No hay ningún lugar seguro en toda la Franja de Gaza". Sus feligreses piden oraciones, continuó, porque temen que ellos también puedan ser golpeados ,como sus vecinos de la iglesia ortodoxa griega.
“Hay cientos de personas que duermen allí”, destacó, y expresó: “Se volvió a vivir como en las primeras comunidades cristianas, compartiendo lo poco que tienen y con una súplica común para que cesen los bombardeos”.
“Piden que este mensaje llegue a las autoridades israelíes y a las autoridades de otros países extranjeros o árabes: por favor, háganles saber que la parroquia, por ejemplo, está llena de gente corriente y de vecinos musulmanes. Son civiles que no representan ningún peligro para nadie”.
"Que la Virgen María, Nuestra Señora de la Paz, nos conceda la paz, y oramos por todas las víctimas, por los heridos, y también oramos por todos los que ofrecen sacrificios por el bien del pueblo de Tierra Santa, especialmente por aquellos que oran incansablemente por la pequeña comunidad cristiana en la Franja de Gaza", concluyó Romanelli.
En la parroquia Sagrada Familia viven ya 700 personas -incluidos 50 niños con discapacidad- y, en la escuela, 2.500. La mayoría llegó allí cuando el Ejército israelí dio el aviso de desalojo por los bombardeos en la zona norte. Ahora, muchos perdieron por completo sus casas. En cada aula o sala se aloja una familia entera, con colchones y mantas de la parroquia. Se cocina para todos con las provisiones que tenían y lo que han conseguido comprar. No hay electricidad ni agua corriente, pero la parroquia tiene cisterna. Todo se usa muy racionado.
En la Sagrada Familia hay además equipos de limpieza, sanitarios, y encargados de los extintores y de dar la orden de desalojo si es necesario. Celebran dos Misas al día y se reza el rosario contantemente pidiendo la paz. “Estoy orando y ayunando, y creo que este es el momento para crecer y mejorar mi vocación. La salvación y la seguridad están en manos de mi Señor Jesucristo”, relató Suhail, un joven cristiano de 18 años, a L’Osservatore Romano.+