Sábado 27 de abril de 2024

Obispos alertaron sobre la crisis humanitaria que viven los migrantes del Darién

  • 23 de marzo, 2024
  • Ciudad de Panamá (AICA)
Prelados de Costa Rica, Colombia y Panamá visitaron el tapón del Darién, una selva inhóspita atravesada cada año por cientos de miles de migrantes que buscan llegar a los Estados Unidos.
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El Darién, esa selva inhóspita ubicada entre Colombia y Panamá, es testigo cada año del flujo migratorio que atraviesa el continente desde Venezuela o Colombia, pasando por Panamá, Costa Rica y todo América Central y continuando hasta México, para alcanzar el objetivo final, EEUU o Canadá. Para constatar de primera mano “el proceso de degradación de la vida” que enfrentan los migrantes al cruzar esa región selvática, obispos de Panamá, Colombia y Costa Rica realizaron una visita a la zona panameña del tapón del Darién.

La visita de los prelados a esa zona, perteneciente al vicariato apostólico del Darién, se realizó en el contexto de la reunión que mantuvieron, del 19 al 22 de marzo, en la ciudad de Panamá, convocados por el Dicasterio para el Servicio al Desarrollo Humano Integral, para “analizar, reflexionar y asumir compromisos pastorales ante la compleja situación migratoria”.

Los obispos visitaron un albergue en la comunidad de Lajas Blancas, donde celebraron una misa presidida por el cardenal Luis José Rueda Aparicio, arzobispo de Bogotá y presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia. A ese albergue, los migrantes llegan a través de canoas por el Río Chucunaque.

Otra parada realizada por los obispos y agentes de pastoral fue en la estación temporal de recepción de migrantes irregulares "San Vicente", en Metetí, recientemente afectada por un incendio que afectó varios módulos. Ahí se llevan entregados unos tres mil kits de aseo personal a los migrantes.

Crisis humanitaria
Este viernes, como conclusión del encuentro, los obispos realizaron una conferencia de prensa, en la cual el arzobispo de Panamá, monseñor José Domingo Ulloa Mendieta, leyó una declaración conjunta, en la que los prelados expresan la necesidad de “levantar la voz al reconocer una creciente crisis humanitaria” en la región. Los obispos denunciaron que la selva del Darién se ha convertido en un “tapón de humanidad”, debido a las “condiciones de vulnerabilidad y muerte para hombres, mujeres, jóvenes, niños y niñas”. “El número de personas que perecen son incalculables, ya que muchos de los cuerpos de los fallecidos no son rescatados”, advirtieron los prelados.

Los prelados, también manifestaron que, en su recorrido, los migrantes “son víctimas de estructuras y grupos criminales”, quienes “hacen de la desesperación de nuestros hermanos su negocio y profanan su dignidad”.

Los prelados constataron además cómo la migración forzada afecta a millones de personas, “pero de manera particular a los más vulnerables”. Y confirmaron que la migración, “cada vez más, tiene cara de mujer y de niño”.

Las causas por las que los migrantes abandonan sus tierras son por la “necesidad de supervivencia, de reunificación familiar y por causas estructurales, como la pobreza, la desigualdad, los efectos del cambio climático y la persecución política y social”.

El padre Leónidas Moreno, administrador diocesano de Apartadó, jurisdicción colombiana a la que toca directamente esta realidad, expresó a los medios que en esa zona encontró el mismo rostro de dolor que, en repetidas ocasiones, ha tenido que ver en Necoclí, Turbo y poblaciones vecinas. Una vez más, constató la crudeza de saber que hay quienes se aprovechan de la situación de los migrantes para hacer negocios de todo tipo. El sacerdote califica esa realidad como una tragedia y a los migrantes, como seres humanos que hay que atender y acoger.

 Un flujo migratorio “complejo”
Haití, Ecuador, Chile, Cuba, Nepal, Bangladesh, Pakistán, China y, por supuesto, Venezuela, son solo algunos de los lugares de los que provienen hombres, mujeres y niños en busca de mejores condiciones de vida, un sueño que, a veces, resulta opacado por el dolor, e incluso, la muerte. Uno de los aspectos que más preocupa es el aumento considerable en el número de menores que transitan por esa zona, muchas veces solos.

Una realidad que confronta y que duele, pero que también impulsa a la Iglesia a seguir trabajando de manera conjunta y activa bajo esa misión. Así lo indicó el padre Rafael Castillo Torres, director del Secretariado Nacional de Pastoral Social-Cáritas colombiana.

De acuerdo a la Defensoría del Pueblo de Colombia, durante el año 2023, más de 520.000 personas cruzaron el territorio del Darién hacia Panamá, con un aumento del 110% respecto al año anterior, incluyendo 406.905 adultos y 113.180 menores de edad. En lo que va del 2024, ese flujo ha seguido aumentando, situación que agravaría aún más la crisis humanitaria.+