25 de Mayo

BARBA, Gabriel Bernardo - Homilías - Homilía de monseñor Gabriel Bernardo Barba, obispo de San Luis, durante el tedeum del 25 de Mayo (Iglesia catedral, 25 de mayo de 2025)

Sean todos muy bienvenidos a nuestra Iglesia Catedral para celebrar juntos el tedeum, a los pies de nuestra Madre la Inmaculada Virgen María y nuestro Santo Patrono, San Luis Rey.

Gracias señor Gobernador y Vice Gobernador por su presencia.

Gracias a todas las autoridades que han querido hacerse presente

Días atrás me he tomado la semana entera a fin de vivir el Jubileo de la Esperanza por el Norte de nuestra Provincia y, por vez primera llevar por esas tierras, la imagen histórica del Santo Cristo de la Quebrada. Ha sido una semana verdaderamente intensa. Ha sido un verdadero Jubileo de Gracia para tanta gente que se ha encontrado en su propio lugar con su devoción más preciada.

Como lo he escuchado tantas veces estos días, se han encontrado con su: “Santito de la Quebrada”. Para mi sorpresa, he descubierto que, casi la mitad de la gente nunca ha podido llegar hasta la Villa para rezarle a su Cristo. No por no querer… sino, por no poder, por diversas dificultades. Una vez más, el interior de nuestra Provincia nos habla de realidades particulares y distintas que siempre tendremos que ver y observar a fin de darles el tratamiento adecuado que se merecen para ser un todo armónico en la Provincia con igualdad de oportunidades más allá de las distancias, ya que a ellos todo les resulta más difícil.

Sin embargo…, y pese a ello…, he podido también observar comunidades llenas de vida y de esperanza. Comunidades que trabajan con esmero día a día y, sobre todo, he aprendido muchas cosas. Alguna de ellas se las quiero compartir:

Llevando al Cristo en una escuela de gestión estatal, allí han dicho: “somos una escuela laica, pero no atea, la fe nos sostuvo siempre en los momentos más difíciles” y también escuché allí mismo: “aquí soñamos y cumplimos sueños”. Ambas frases me han conmovido. Y las guardaré en mi corazón para siempre.

¿Por qué las cito ahora…?

Justamente, porque nuestros patriotas han sido verdaderos SOÑADORES. Soñadores de justicia y de libertad. Soñadores de un futuro distinto para el pueblo. Estaremos muertos, antes de morir físicamente, si un día… dejamos se soñar. Dejamos de tener una mirada altruista, una mirada que no busque construir un horizonte de esperanza.

Volviendo a la primera frase citada, en ese colegio supieron respetar un ámbito de libertad religiosa, sin perder su identidad y su fe más profunda. Por el contrario, la fe llevada en sus corazones, sin ser ese un ámbito particularmente religioso los ha sostenido en los momentos más duros, por lo tanto, desde la fe han podido también fortalecer la institución que les ha sido confiada. Y desde allí me regreso una vez más a la gesta patria de la que hoy hacemos memoria agradecida. Nuestra Patria sin duda, ha nacido bajo la luz de la fe. Bajo la mirada de Dios y la protección de la Virgen a quien en innumerables veces podemos citar y recordar mirando a nuestros más grandes patriotas, como lo han sido San Martín y Belgrano.

El camino de los creyentes y de los verdaderos cristianos, siempre se verá iluminado y guiado por Dios, fuente de toda verdad y justicia.

Hoy hemos escuchado en la lectura del Evangelio el pasaje donde Jesús nos dice: Yo soy la Vid, ustedes son los sarmientos, separados de mí, nada pueden hacer”.

Sin duda la fuerza de los hombres que hicieron grande nuestra historia, siempre han sido sostenidos desde lo alto para mantener firmes sus ideales de bien y de justicia.

Hoy nosotros debemos mantener viva esta gesta Patria sosteniendo y construyendo juntos una verdadera Patria de hermanos que mire a cada uno y atienda a sus necesidades desde donde están construyendo también ellos la misma Patria. Eso hace grande a nuestra Nación y a nuestra Provincia.

Hace poco hemos perdido un gran padre… al Papa Francisco. Él enseñó al mundo que debemos mirar las periferias y estar atentos a aquellas personas que se encuentran en esos lugares. Que no refiere necesariamente a lugares físicos. Hay muchos tipos de periferias, como las así llamadas: periferias existenciales.

Si hay algo que hace grande a una Nación, es justamente velar por el bien común de todos, como decían anoche en la procesión cívica, la Patria es como aquella madre que vela y cuida a sus hijos.

La Patria se encarna en las personas y especialmente en aquellas que tienen responsabilidades civiles y públicas. Con más razón deben siempre tener un corazón grande y una mirada que no excluya a nadie, sino que trate a todos como hermanos, como hijos de esa misma Patria a la que hoy celebramos en su nacimiento. Por eso le pedimos especialmente a Dios en esta mañana que los ilumine para responder con lucidez y encontrar respuestas a las necesidades más básicas del pueblo. A la construcción y crecimiento de una sociedad inclusiva y que progrese no a cualquier precio, sino con un crecimiento sustentable y justo que cuide siempre el bien común, incluido en ello el cuidado de toda vida, también del cuidado de la naturaleza que nos ha sido regalada para proteger y no para dominar a cualquier precio.

Un poco más arriba, les decía del sentido de orfandad que tuvimos frente a la muerte del Papa Francisco, pero Dios, prontamente nos ha enviado un nuevo padre, al Papa León XIV y también quiero hacerlo presente en esta mañana. En una de sus audiencias ha dicho:

Debemos construir puentes, con el diálogo, con los encuentros, uniéndonos a todos para ser un solo pueblo siempre en paz».

Estamos en un tiempo de “policrisis”, como lo definió el Papa Francisco, “en el que confluyen guerras, cambios climáticos, crecientes desigualdades, migraciones forzadas y contrapuestas, pobreza estigmatizada, innovaciones tecnológicas disruptivas, precariedad del trabajo y de los derechos”.

Esta mirada global nos sirve también para mirarnos hoy desde esta misma perspectiva, es decir, trabajar firmemente desde nuestra amada Provincia de San Luis, construyendo una Patria que vele y cuide a todos, que busque la paz, que tienda puentes, que rompa desigualdades, que de oportunidades de trabajo para que la pobreza no tenga la última palabra.

De este camino iniciado hace más de dos siglos queremos dar gracias a Dios en esta mañana y también encomendar a quienes tienen la gran responsabilidad de conducir y servir desde esos lugares para los cuales han sido elegidos en representación del pueblo.

Que nuestra Madre la Virgen del Trono lo ampare siempre, como siempre así lo ha hecho con sus hijos puntanos y con todas aquellas personas que hemos tenido la gracia de venir hasta aquí a estas tierras para construir nuestras vidas y la Patria misma.

Dios bendiga nuestra Patria Argentina.

Dios nos haga dignos herederos de los patriotas que la han forjado en su inicio y la han hecho nacer.

Mons. Gabriel Bernardo Barba, obispo de San Luis