El Papa en Mozambique: La Iglesia no puede ser parte del problema, sino puerta de solución

  • 5 de septiembre, 2019
  • Maputo (Mozambique) (AICA)
Encuentro con los obispos, sacerdotes, religiosos, consagrados, seminaristas y catequistas en la cat

El papa Francisco dedicó hoy un emotivo discurso a los obispos, sacerdotes, religiosos, consagrados, seminaristas y catequistas de Mozambique, en la catedral de la Inmaculada Concepción de Maputo.

Francisco advirtió que la Iglesia “no puede ser parte del problema de las competencias, menosprecios y divisiones de unos contra otras, sino puerta de solución, espacio donde sea posible el respeto, el intercambio y el diálogo”.

Tras haber escuchado una serie de profundos testimonios de fe por parte de los participantes, el Santo Padre agradeció a todos por sus esfuerzos realizados con el fin de haber hecho posible este encuentro.

“Juntos, queremos renovar la respuesta al llamado que una vez hizo arder nuestros corazones y que la Santa Madre Iglesia nos ayudó a discernir y confirmar con la misión. Gracias por sus testimonios, que hablan de las horas difíciles y los desafíos serios que viven, reconociendo límites y debilidades; pero también admirándolos de la misericordia de Dios”, dijo Francisco y reproduce el portal VaticanNews.

En su discurso pronunciado en portugués, con algunos añadidos espontáneos en español, el Papa destacó que nos guste o no, “estamos llamados a enfrentar la realidad tal como es. Los tiempos cambian y es necesario reconocer que a menudo no sabemos cómo insertarnos en los nuevos escenarios”.

“En lugar de profesar una Buena Nueva, lo que anunciamos es algo gris que no atrae ni enciende el corazón de nadie”, aseveró Francisco invitando a todos a inspirarse en el modelo de la Virgen María, “a seguir el ejemplo de su generosidad y premura a la hora de responder con un “sí” a Dios sin mirar atrás”, ya que precisamente fue esa respuesta afirmativa la que posteriormente permitió la formación de esta gran familia que es la Iglesia universal.

Centrándose en los desafíos actuales de la Iglesia y ante la pregunta planteada por la asamblea al Papa, sobre qué hacer con la crisis de identidad sacerdotal y cómo luchar contra ella; el Santo Padre dio una serie de pautas para “desarrollas y cultivar” aplicables a todos: obispos, religiosos, seminaristas, consagrados y catequistas.

“Frente a la crisis de identidad sacerdotal, quizás tenemos que salir de los lugares importantes, solemnes; tenemos que volver a los lugares donde fuimos llamados, donde era evidente que la iniciativa y el poder eran de Dios”, dijo Francisco añadiendo que el sacerdote “es el más pobre de los hombres si Jesús no lo enriquece con su pobreza, el más inútil siervo si Jesús no lo llama amigo, el más necio de los hombres si Jesús no lo instruye pacientemente como a Pedro, el más indefenso de los cristianos si el Buen Pastor no lo fortalece en medio del rebaño”.

Asimismo, el Santo Padre exhortó a los presentes a no correr tras aquello que redunde en beneficios personales.

“Nuestros cansancios deben estar más vinculados a nuestra capacidad de compasión, son tareas en las que nuestro corazón es movido y conmovido. Nos alegramos con los novios que se casan, reímos con el bebé que traen a bautizar; acompañamos a los jóvenes que se preparan para el matrimonio y a las familias; nos apenamos con el que recibe la unción en la cama del hospital, lloramos con los que entierran a un ser querido”.

“Tomen y coman” -afirmó el Papa- “esa es la palabra que musita constantemente el sacerdote de Jesús cuando va atendiendo a su pueblo fiel: “Tomen y coman, tomen y beban”.

Por otra parte, el pontífice los alentó a renovar el llamado, que muchas veces pasa por revisar si nuestros cansancios y afanes tienen que ver con cierta “mundanidad espiritual”.

“Renovar el llamado pasa por elegir, decir sí y cansarnos por aquello que es fecundo a los ojos de Dios, que hace presente, encarna, a su Hijo Jesús”, destacó Francisco deseándoles que en este sano cansancio encuentren la fuente de su identidad y felicidad, poniendo especial atención en el ejemplo que dan a los jóvenes.

El desafío de la inculturación
Y en cuanto al desafío de la inculturación del Evangelio planteado por una catequista mozambiqueña, el Papa señaló que las Iglesias particulares deben fomentar activamente formas, al menos incipientes, de inculturación.

“Lo que debe procurarse, en definitiva, es que la predicación del Evangelio, expresada con categorías propias de la cultura donde es anunciado, provoque una nueva síntesis con esa cultura. Aunque estos procesos son siempre lentos, a veces el miedo nos paraliza demasiado. Si dejamos que las dudas y temores sofoquen toda audacia, es posible que, en lugar de ser creativos, simplemente nos quedemos cómodos y no provoquemos avance alguno y, en ese caso, no seremos partícipes de procesos históricos con nuestra cooperación, sino simplemente espectadores de un estancamiento infecundo de la Iglesia”.

Construir la cultura del encuentro
A modo de conclusión y tras haber respondido las cuestiones de todos los que intervinieron en este encuentro en la catedral de Maputo, el Santo Padre aseguró que la Iglesia no puede ser parte del problema de las competencias, menosprecios y divisiones de unos con otros, sino puerta de solución, espacio donde sea posible el respeto, el intercambio y el diálogo.

“Es un trabajo lento y arduo que exige querer integrarse y aprender a hacerlo. Es el requisito necesario para la construcción de un pueblo en paz, justicia y fraternidad”, concluyó. +