Ante Dios todos somos pecadores y necesitados de perdón

  • 7 de septiembre, 2014
  • Ciudad del Vaticano
"La corrección fraterna es un aspecto del amor y de la comunión que deben reinar en la comunidad cristiana, y es posible y eficaz solamente si cada uno se reconoce pecador y necesitado del perdón del Señor", expresó el Santo Padre, este domingo, en sus palabras previas al rezo de la oración mariana del Ángelus. Desde la ventana de su estudio que da hacia la plaza de San Pedro, se dirigió a los miles de fieles allí presentes y subrayó que ante Dios todos somos pecadores y necesitados de perdón. Luego del rezo, en sus saludos a los peregrinos de distintas partes del mundo, el Papa expresó su deseo de que la firma del cese del fuego en Ucrania se mantenga a pesar de las violaciones que se registraron en las últimas horas.
"La corrección fraterna es un aspecto del amor y de la comunión que deben reinar en la comunidad cristiana, y es posible y eficaz solamente si cada uno se reconoce pecador y necesitado del perdón del Señor", expresó el Santo Padre, este domingo, en sus palabras previas al rezo de la oración mariana del Ángelus. Desde la ventana de su estudio que da hacia la plaza de San Pedro, se dirigió a los miles de fieles allí presentes y subrayó que ante Dios todos somos pecadores y necesitados de perdón. Ucrania Luego del rezo, en sus saludos a los peregrinos de distintas partes del mundo, el Papa expresó su deseo de que la firma del cese del fuego en Ucrania se mantenga a pesar de las violaciones que se registraron en las últimas horas. "Estos últimos días, dijo Francisco, se han cumplido pasos significativos para obtener una tregua en las regiones afectadas por el conflicto en Ucrania oriental, a pesar de que hoy escuchamos noticias poco confortantes. De todos modos espero que esto pueda traer alivio a la población y contribuir a los esfuerzos por una paz duradera", dijo el Papa. Y añadió: "Rezo para que en la lógica del encuentro, el diálogo iniciado pueda proseguir y dar el fruto esperado. María Reina de la Paz, reza por nosotros". Palabras del Papa Queridos hermanos y hermanas ¡buenos días! El Evangelio de este domingo, tomado del capítulo 18 de Mateo, presenta el tema de la corrección fraterna en la comunidad de los creyentes. Jesús nos enseña que si mi hermano comete una culpa contra mí, yo debo usar la caridad hacia él, antes que todo, hablarle personalmente, explicándole que aquello que ha dicho o hecho no es bueno ¿Y si el hermano no me escucha? Jesús sugiere una intervención progresiva: primero, vuelve a hablarle con otras dos o tres personas, para que sea más consciente del error que ha cometido; si, no obstante esto, no acoge la exhortación, es necesario decirlo a la comunidad; y si tampoco escucha a la comunidad, es necesario hacerle percibir la fractura y el distanciamiento que él mismo ha provocado, haciendo venir a menos la comunión con los hermanos en la fe. Las etapas de este itinerario indican el esfuerzo que el Señor pide a su comunidad para acompañar a quien se equivoca, para que no se pierda. Es ante todo necesario evitar el clamor de la habladuría y el cotilleo de la comunidad: "Ve y corrígelo en privado" La actitud es de delicadeza, prudencia, humildad, atención hacia quien ha cometido una culpa, evitando que las palabras puedan herir y matar al hermano. Al mismo tiempo esta discreción tiene la finalidad de no mortificar inútilmente al pecador. Es a la luz de esta exigencia que se comprende también la serie sucesiva de intervenciones, que prevé la intervención de algunos testimonios y luego incluso de la comunidad. El objetivo es el de ayudar al hermano a darse cuenta de aquello que hizo, y que con su culpa ofendió no solamente a uno, sino a todos. En realidad, ante Dios todos somos pecadores y necesitados de perdón. Todos. Jesús, de hecho, nos dijo, no juzgar. La corrección fraterna es un aspecto del amor y de la comunión que deben reinar en la comunidad cristiana, es un servicio recíproco que podemos y debemos darnos los unos a los otros. Corregir al hermano es un servicio. Y es posible y eficaz solamente si cada uno se reconoce pecador y necesitado del perdón del Señor. La misma consciencia que me hace reconocer el error del otro, me hace acordar que yo me equivocado primero y que me equivoco tantas veces. Por esto, al inicio de la Santa Misa, estamos siempre invitados a reconocer ante el Señor que somos pecadores, expresando con las palabras y con los gestos el sincero arrepentimiento del corazón. Y decimos "ten piedad de mi Señor que soy pecador". Es el Espíritu Santo el que habla a nuestro espíritu y nos hace reconocer nuestras culpas a la luz de la palabra de Jesús. Y es el mismo Jesús que nos invita a todos, santos y pecadores, a su mesa recogiéndonos de los cruces de los caminos, de las diversas situaciones de la vida. Y entre las condiciones que acomunan a los participantes a la celebración eucarística, dos son fundamentales dos condiciones para ir bien a la misa: todos somos pecadores y a todos Dios dona su misericordia. Debemos recordar esto siempre antes de ir hacia el hermano para la corrección fraterna. Pidamos todo esto por intercesión de la Bienaventurada Virgen María, que mañana celebraremos en la conmemoración litúrgica de su Natividad."(Trad.RV)+