Mons. Han Lim Moon: Imitar los ejemplos de María y José

  • 21 de diciembre, 2019
  • San Martín (Buenos Aires) (AICA)
Comentario al Evangelio del obispo auxiliar de San Martín

Para el cuarto domingo de Adviento, el 22 de diciembre, el obispo auxiliar de San Martín, monseñor Han Lim Moon, predicó en su reflexión semanal sobre el Evangelio de San Mateo. Cuando José se entera que María estaba embarazada, se encuentra en una “situación inesperada, incomprensible, grave y muy dolorosa”. Pero ese embarazo era “por obra del Espirítu Santo” y María, en un principio, lo mantuvo en secreto.

Con la aparición del ángel a José, se produce una “revelación como una gran luz y liberación para la terrible angustia de José. Y así, Dios le abrió un camino totalmente nuevo en su vida”. Al obedecer a Dios, José “se convirtió en testigo y activo colaborador de la redención de los hombres, recibiendo a la Virgen María y al Niño por nacer”, recordó monseñor Moon.

Pero luego se preguntó: “¿Cuál fue el propósito de Dios para que sucediera todo esto?”. Seguidamente, citó la Escritura: “Para que se cumpliera lo que el Señor había anunciado por el profeta: la Virgen concebirá y dará a luz un Hijo a quien pondrán el nombre de Emanuel, que traducido significa ‘Dios con nosotros’” (Mt 1, 22-23)

Dios concretó esta obra “por medio de la concepción virginal de la Virgen María obrada por el Espíritu Santo”. Al nacer Jesús, “el autor de la concepción es Dios”, y en una palabra, “Jesús es verdadero hombre y verdadero Dios presente en medio de los hombres”, señaló el prelado de San Martín.

“En estos días también Dios quiere estar verdaderamente presente en medio nuestro para salvarnos. Este modo puede variar según las circunstancias de cada uno superando totalmente nuestra imaginación y comprensión. Pero lo más importante es el discernimiento, es decir: ¿esto viene de Dios?”.

Al concluir monseñor Han Lim Moon invitó a imitar los ejemplos de María y José: “De la Virgen María el ‘hágase en mí…’, y de San José, que ‘hizo lo que el Ángel del Señor le había ordenado…’”. Entonces, al ser como ellos, “contemplativos en acción, nos convertiremos en fervorosos colaboradores de la obra salvadora de Dios”.+