Mons. Martínez Perea dio gracias por los 40 años del seminario diocesano

  • 13 de febrero, 2020
  • San Luis (AICA)
"Hoy más que nunca, necesitamos un seminario de testimonio real de santidad, de entrega, de sacerdotes fieles en el corazón de Jesús"

En la fiesta de Nuestra Señora de Lourdes, el seminario San Miguel Arcángel de la diócesis de San Luis celebró su 40º aniversario. El obispo diocesano, monseñor Pedro Daniel Martínez Perea, envió un mensaje radial a través de la emisora Ave María, FM 90.5, en el que saludó a la comunidad y agradeció los años transitados.

“Es un momento para dar gracias a Dios y para pedir a todos oraciones”, comenzó diciendo. El prelado agradeció a Dios “por el trabajo que hacen tantos formadores, sacerdotes; por los seminaristas, los que le dijeron sí”. Rememoró en sus tiempos de juventud la decisión que tomó ante una pregunta: “¿Qué pasa si Dios me llama? ¿Y si soy sacerdote?”.

Luego continuó dando gracias “a los rectores, formadores, personal, y también a tantos benefactores que ayudan con presencia, comida, medios económicos. Sin ellos el seminario no podría caminar. Especialmente agradecemos las oraciones”.

“Las vocaciones religiosas sacerdotales son fundamentales en la vida de la sociedad. Pidamos a Dios para que los sacerdotes y los seminaristas sean fieles, santos y puedan transmitir a Cristo”, mencionó luego, expresando el deseo de tener “un seminario de testimonio real de santidad, de entrega, de sacerdotes fieles en el corazón de Jesús, de transmitir el misterio revelado y no las ideas personales. De transmitir esa identidad con Dios”.

Al recordar los 40 años de camino, hizo mención a las familias, “que son el primer seminario. La palabra seminario viene de semilla. La semilla de la vocación crece en cada familia”, indicó. Por eso, rogó para “que los padres y los hermanos ayuden a aquellos que tienen esa semilla. Que las familias recen juntas, pongan la primacía de Dios, y enseñen a amar a Dios. Porque el amor es el que mueve todo, cada uno es lo que ama”.

Finalmente, animó a rezar por las vocaciones y se despidió con la bendición.+