Monseñor Martínez: "La pobreza crece por la avaricia y la corrupción"

  • 2 de agosto, 2016
  • Posadas (Misiones) (AICA)
Monseñor Juan Rubén Martínez, obispo de Posadas, ahondó esta semana en la advertencia que Jesús hace en el Evangelio acerca de los peligros de la riqueza y el poder, cuando derivan en el pecado de la avaricia. "La avaricia lleva a que en algunos dirigentes sociales y eclesiales se note que con favores del poder tengan un excesivo enriquecimiento sin ninguna medida ética, perjudicando en última instancia a la gente que se transforma en víctima de tal avaricia", sostuvo, e invitó a "preguntarnos dónde está nuestro tesoro".
A partir de la parábola del rico insensato, con la que Jesús invita a reflexionar sobre quien "acumula riquezas para sí, y no es rico a los ojos de Dios", monseñor Martínez, obispo de Posadas, advierte sobre los peligros de la riqueza y el poder, cuando derivan en el pecado de la avaricia. Al respecto, el obispo indicó que "la sed de poseer cada vez más" es una idolatría que "ofende a Dios", ya que, como enseña Jesús, quienes son "amigos del dinero" ponen su corazón en los bienes, "despreciando al único verdadero Señor, que es Dios". Monseñor Martínez destacó la actualidad de los pasajes bíblicos, al describir a la avaricia como "una de las causas principales de la concentración de riquezas y poder en manos de unos pocos, y la creciente marginalidad de muchos hermanos nuestros que padecen distintos tipos de pobreza." "¿Y para quién será lo que has amontonado?" En referencia a la actualidad del país, el prelado consideró importante tratar el tema de la avaricia, refiriéndose puntualmente a "los escándalos que vivimos en estos días en nuestra Patria, tanto en la vida política y social como, en algunos casos, dentro de la misma comunidad eclesial", y llamó a hacer un examen de conciencia, "especialmente en todos los que tenemos responsabilidades públicas, para medir cuáles son las motivaciones que están en nuestro corazón". "La avaricia lleva a que en algunos dirigentes sociales y eclesiales se note que con favores del poder tengan un excesivo enriquecimiento sin ninguna medida ética, perjudicando en última instancia a la gente que se transforma en víctima de tal avaricia", señaló monseñor Martínez, e invitó a "preguntarnos dónde está nuestro tesoro". "Al final seremos evaluados por el amor", concluyó.+