Mons. Conejero Gallego: En Cuaresma, compartir los bienes con los más pobres

  • 12 de marzo, 2020
  • Formosa (AICA)
El obispo de Formosa, monseñor José Vicente Conejero Gallego, destacó que la Cuaresma es un "tiempo de gracia y de reconciliación", y exhortó a la comunidad a que mediante la oración, el ayuno y la limosna, se ponga al servicio de "nuestros hermanos, compartiendo nuestros bienes con los más pobres".

El obispo de Formosa, monseñor José Vicente Conejero Gallego, destacó que la Cuaresma es un “tiempo de gracia y de reconciliación”, en el que los católicos admirarán y reconocerán “el infinito y misericordioso amor de Dios hacia los hombres, que perdona nuestros pecados y nos invita a vivir en amistad y comunión con Él”.

En su editorial en el periódico diocesano Peregrinamos, el prelado instó a que, “por medio de la oración, el ayuno y la limosna, con la fuerza de su Espíritu”, ponerse al servicio de “nuestros hermanos, compartiendo nuestros bienes con los más pobres”.

El obispo formoseño citó algunos acontecimientos que se producirán en marzo, entre ellos la Misa por la Mujer y la Familia que se celebró el 8 de marzo en Luján, y la memoria litúrgica, el 16 de este mes, del Santo Cura Brochero, patrono del clero argentino y patrono también “del nuevo y populoso barrio de nuestra ciudad, La Nueva Formosa”.

“Este santo cura cordobés supo integrar armónicamente la vocación a la santidad y la promoción humana integral, para una vida más digna de los más desheredados; modelo y tarea que deseamos para Néstor Fabián Mongelós, quien será próximamente ordenado sacerdote, y a quien se le ha encomendado la atención pastoral de los hermanos de estos nuevos barrios”, puntualizó.

Monseñor Conejero Gallego pidió al Padre Dios que “nos conceda la gracia y la fuerza del Espíritu Santo, en este Año Mariano Nacional, para que a ejemplo de la Sagrada Familia de Nazaret, Jesús María y José, convertidos y reconciliados con Dios, con nosotros mismos y con todos los hombres del mundo, vivamos con fe, esperanza y caridad el don de la vida”.

“Vida que queremos agradecer y defender, desde el inicio de la concepción hasta la muerte natural; así, el Señor será glorificado y nosotros podremos encontrar la felicidad y la paz”, concluyó.+