Francisco pidió a obispos "vigilancia y prudencia" sobre los aspirantes al sacerdocio

  • 21 de octubre, 2016
  • Ciudad del Vaticano
"Cuando se trata de vocaciones sacerdotales o del ingreso al seminario, les ruego discernir en la verdad, tener una mirada atenta y cauta, sin ligerezas ni superficialidad. Lo digo en particular los hermanos obispos: vigilancia y prudencia", pidió el papa Francisco al recibir hoy en la Sala Clementina a las 250 participantes en un encuentro internacional de Pastoral Vocacional promovido por la Congregación para el Clero.
"Cuando se trata de vocaciones sacerdotales o del ingreso al seminario, les ruego discernir en la verdad, tener una mirada atenta y cauta, sin ligerezas ni superficialidad. Lo digo en particular los hermanos obispos: vigilancia y prudencia", pidió el papa Francisco al recibir hoy en la Sala Clementina a las 250 participantes en un encuentro internacional de Pastoral Vocacional promovido por la Congregación para el Clero. "La Iglesia y el mundo necesitan sacerdotes maduros y equilibrados, pastores intrépidos y generosos, capaces de cercanía, escucha y misericordia", sostuvo, y agregó: "Es triste cuando un cura vive solo para sí mismo, encerrándose en la fortaleza segura de la sacristía o el grupo restringido de fidelísimos". Francisco recordó que los sacerdotes están llamados " a ser pastores en medio del pueblo, capaces de animar una pastoral del encuentro y de destinar tiempo para escuchar a todos, especialmente a los jóvenes". Asimismo, instó a los responsables de la Pastoral Vocacional a "salir", "ver", "llamar", pero sin dejarse atrapar por la prisa y la velocidad de los estímulos de hoy, que "no siempre dejan espacio a ese silencio interior donde suena la llamada del Señor". El Papa insistió en afirmar que "la mirada del pastor debe ser atenta, no apresurada, capaz de detenerse y leer en profundidad, de entrar en la vida del otro sin hacerlo sentir nunca ni amenazado ni juzgado". "Debemos aprender a salir de nuestra rigidez, que nos hace incapaces de comunicar la alegría del Evangelio, de las fórmulas estandarizadas que a menudo resultan anacrónicas, de los análisis preconcebidos que encasillan la vida de las personas en fríos esquemas", concluyó.+