Mons. Han Lim Moon: "La misión del cristiano es ser testigo alegre"

  • 24 de marzo, 2020
  • San Martín (Buenos Aires)
"Si hubieras nacido ciego y nunca hubieras conocido la luz ni los colores aunque te lo hayan explicado, ¿cómo sería tu vida?".

En su reflexión para el cuarto domingo de Cuaresma, monseñor Han Lim Moon, obispo auxiliar de San Martín, hizo mención al relato evangélico de la curación del ciego y le planteó a la comunidad diocesana: “Si hubieras nacido ciego y nunca hubieras conocido la luz ni los colores aunque te lo hayan explicado, ¿cómo sería tu vida?”.

En este sentido, describió que en realidad “todos somos ciegos de nacimiento sobre el mundo que Jesús revela. Y si Jesús abre tus ojos y te muestra su nuevo mundo cambiaría radicalmente tu modo de amar, de vivir en esta vida y tu visión sobre la muerte y la vida eterna”.

Pero mencionó dos condiciones que se necesitan para ver: ojos sanos y luz, y los gestos que Jesús realiza para que el ciego de nacimiento pueda ver: “Le pone barro sobre sus ojos, que simboliza la recreación de los ojos capaces de ver el mundo nuevo”; y “lo envía a lavarse en las aguas de Siloé (que quiere decir el enviado). Este lavado simboliza el bautismo en Él donde le regala su luz divina absolutamente necesaria para ver”.

Monseñor Moon explicó que el “itinerario de la madurez de un cristiano” implica varias etapas. En primera instancia, al descubrir el “mundo totalmente nuevo”, “queda tan transformado y alegre que se vuelve casi irreconocible entre sus conocidos”; luego “da testimonio a los demás sobre el milagro objetivo que nadie puede negar: ‘Antes era ciego y ahora veo’”; y finalmente, a los que no creen en Jesús les revela que Él es el autor del milagro.

“Esta es la misión de todos los cristianos: ser testigos alegres que confesamos a todos que antes éramos ciegos y ahora vemos un mundo totalmente nuevo”, afirmó el prelado de San Martín, esto que “nos transformó completamente nuestra manera de amar y de vivir con la certeza de la vida eterna”.

Por último, advirtió que aunque “muchas veces por este testimonio somos incomprendidos, despreciados, incluso perseguidos”, Jesús coloca “sus manos sobre tus ojos y te lava con el agua de su bautismo para disfrutar esta vida hermosa llena de luz y de color que Él trajo”.+