Mons. Salaberry: Los movimientos populares, un servicio poco valorado

  • 15 de abril, 2020
  • Buenos Aires (AICA)
El obispo de Azul y presidente de la Comisión Episcopal para la Pastoral de Migrantes e Itinerantes, monseñor Hugo Manuel Salaberry SJ, destacó la reciente carta a los movimientos populares del mundo.

El obispo de Azul y presidente de la Comisión Episcopal para la Pastoral de Migrantes e Itinerantes, monseñor Hugo Manuel Salaberry SJ, destacó la reciente carta a los movimientos populares del mundo, en la que el pontífice considera que “tal vez sea tiempo de un salario universal que reconozca sus tareas”.

“El texto de esta carta escrita con mucho afecto a los miembros de los movimientos populares, además de ser de una lectura muy gustosa, es fuente de consuelo, de ánimo, es agradecida, justa, es generadora de vitalidad y por supuesto de esperanza”, aseguró el prelado en una entrevista con Vatican News.

Monseñor Salaberry sostuvo que la misiva papal a los movimientos populares es “un reconocimiento muy oportuno para quienes en este momento se encuentran en los lugares de riesgo ayudando y dando una mano a quienes por sí mismos y por las circunstancias no pueden superar este difícil momento”.

La pandemia afecta más a los que viven al día
Consultado sobre a quiénes está afectando más la pandemia, el obispo argentino puntualizó: “No nos es desconocido a ninguno de nosotros, que esta inactividad producto de la pandemia, afecta principalmente a los sectores y a las personas que viven al día”.

“Por caso, los trabajadores jornaleros o los que mantienen su familia por el trabajo diario y ni hablar de los queridos migrantes que se cuentan a millares en este tiempo y por todas partes del mundo, pues están en una situación muy desfavorable”, indicó, y agregó: “Quizá el término desfavorable es una categoría pequeña: digo aquellos que no tienen cómo responder a sus necesidades elementales por carecer de recursos, por estar olvidados de sus hermanos, o porque sus hermanos, los hombres, no queremos verlos”.

“Como los parientes enfermos o pobres, de los cuales algunos no quieren ser parientes: entonces los esconden o no se los invita a las fiestas porque hacen quedar mal”, graficó.

Generosidad y solidaridad, virtudes básicas de toda la humanidad
Monseñor Salaberry insistió en destacar que la carta del Papa deja en claro el protagonismo de los movimientos populares en esas situaciones en las que “la generosidad, la solidaridad, deberían ser las actitudes y virtudes básicas de toda la humanidad, si quieren no por religiosa sino por familia humana”.

“Las organizaciones y movimientos populares son una luz al dar un servicio que en la gran mayoría de los casos no es remunerado, se realiza de manera heroica y permanece en el anonimato, pues de esta actividad no se esperan réditos ni favores o beneficios particulares”, subrayó.

Los pobres, una incomodidad para el actual sistema económico
En referencia a cuál es el papel que el actual sistema económico asigna a los pobres, a los descartados, el obispo argentino respondió: “¿Y la economía de mercado? ¿Guardando lo conseguido esperando mejores tiempos? ¿Esperando que las periferias existenciales y geográficas desaparezcan para no entorpecer ‘un ritmo frenético de producción y consumo, lujos excesivos y ganancias desmedidas para pocos’? ¿Que la presencia de los descartados no moleste ni incomode la vista ni el paisaje? No lo sé”.

“Ciertamente el Evangelio es muy claro: ‘Había un hombre rico, cuyas tierras habían producido mucho. ‘Alma mía, -se dijo- tienes bienes almacenados para muchos años; descansa, come, bebe y date buena vida’. Pero Dios le dijo: Insensato, esta misma noche vas a morir. ¿Y para quién será lo que has amontonado?’", indicó.

Desafíos que plantea la carta
Monseñor Salaberry consideró que la carta del Papa tiene implicaciones locales, nacionales y universales, por ejemplo en relación con el tema del salario digno y del empleo digno, o el de la “regeneración” de la sociedad.

En este sentido, responde con una anécdota: “Es muy grato, por otro parte, considerar a estos actores sociales como verdaderos poetas sociales, al darle a esta tarea cotidiana, un rango artístico. ‘Qué difícil va a ser para el Juez Eterno mantener la ecuanimidad de un juez, cuando llegue a su presencia un artista, éste que ha participado tan directamente de Su poder creador’ son menos o más las palabras de un recordado obispo brasileño. Le robo a don Helder Cámara su expresión porque estos actores sociales, además de la creatividad conllevan adelante su labor diaria, son verdaderos regeneradores de esta querida sociedad”.

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