Los obispos chilenos alentaron al diálogo superando "problemas, heridas y pecados"

  • 19 de septiembre, 2019
  • Santiago de Chile (AICA)
"Hay problemas, limitaciones, heridas y pecados" pero Dios orienta hacia lo positivo y logrado. Vamos construyéndonos unos a otros, bajo la mirada y el cuidado de la Virgen María, Madre y Reina de esta patria nuestra que es Chile", expresó el administrador apostólico de Santiago, monseñor Celestino Aós, en el tedeum celebrado ayer, 18 de septiembre, en presencia del presidente de la República, Sebastián Piñera, en ocasión del 209 aniversario de la independencia patria.

En ocasión de un nuevo aniversario de la declaración de la Independencia, en todas las diócesis chilenas, los obispos celebraron ayer, 18 de septiembre, tedeum agradeciendo a Dios por los dones recibidos en estos 209 años de vida independiente y al mismo tiempo alentar a construir una sociedad sobre la base del respeto y el diálogo.

“Hay problemas, limitaciones, heridas y pecados” pero Dios orienta hacia lo positivo y logrado”, expresó el administrador apostólico de Santiago, monseñor Celestino Aós, en el tedeum celebrado en la catedral metropolitana, en presencia del presidente de la República, Sebastián Piñera.

“Estamos llamados a colaborar y no al enfrentamiento; al diálogo y no a la descalificación; al respeto y no al insulto. Vamos construyéndonos unos a otros, bajo la mirada y el cuidado de la Virgen María, Madre y Reina de esta patria nuestra que es Chile”, expresó el prelado.

En su mensaje monseñor Aós agradeció a Dios por las personas que “buscan el bien común y la protección de los más desvalidos”; a “las mujeres que son generosas en su aporte a la sociedad, que entregan ternura y firmeza, que abren caminos y saben consolar y sanar” y a quienes “cuidan la vida desde el primer momento de su concepción hasta el último suspiro” y a “todos los que ayudan y protegen al matrimonio y la familia”.

Monseñor Cristian Contreras Villarroel, obispo de Melipilla, recordó las puertas santas que han abierto las comunidades carmelitas en el año jubilar con motivo del primer centenario de la muerte de Santa Teresa de Los Andes.

En ese sentido, recordó que “abrir puertas y ventanas en una casa cerrada produce una corriente de aire fresco que sus moradores agradecen porque se respira un aire nuevo. ¿Qué puertas tenemos que abrir? Hay por lo menos tres puertas que abrir en nuestra Patria y, por lo mismo, en cada uno de nosotros: La puerta de la confianza, la puerta de la fraternidad, la puerta de la misericordia”, explicó el obispo.

“Nuestro querido Chile, que reconocemos como el jardín del edén, verde, frondoso, generoso y dando frutos abundantes, tiene maleza, tiene cizaña, que a todos nos duele, nos duele mucho y que tenemos que erradicar, antes de que sea demasiado tarde”, expresó el arzobispo de Concepción, monseñor Fernando Chomali al presidir el tedeum de su diócesis.

Algunos de los “grandes dolores, que están entrelazados entre sí”, mencionados por el obispo, son la corrupción; la drogadicción que destruye las familias y causa pobreza, marginación social e inseguridad; el individualismo y el interés personal que ha prevalecido por sobre el bien común.

También, “un país que soluciona el drama de la soledad, de la pobreza, de la marginación con la eutanasia es una sociedad humanamente muy pobre. Nuestros adultos mayores, que han dado la vida por nosotros no se la merecen”, aseguró.

Entre otros temas, el arzobispo de Concepción llamó a “reconocer la deuda” que tiene el país con el pueblo mapuche. “Ampliemos la mirada, no hagamos cálculos mezquinos, emprendamos el camino de la unión, del respeto mutuo, de colaboración”.

Por su parte, el obispo de San Bernardo, monseñor Juan Ignacio González, dijo en su mensaje que “la fe en Dios, cuyas manos de Padre conducen nuestra historia personal e institucional, son la luz de nuestro camino y nos ayuda a rectificar las rutas extraviadas”.

En ese sentido, expresó que “quien no reconoce a Dios, no es capaz de reconocer a su prójimo, amarlo y servirlo y el mismo concepto de patria, por la cuales lucharon los fundadores, se pierde y esfuma, como una quimera inalcanzable. Y cuando esto ocurre entre lo que deben darnos las leyes y normas por las cuales nos regimos, los que deben alumbrar la cultura y las ciencias, entonces es casi seguro que vendrán tiempo de lágrimas y lloros, de perturbación y violencia”, aseguró.

El obispo de Calama, monseñor Oscar Blanco, alentó a los fieles a construir la patria “como una gran casa con bases sólidas, edificar sobre roca firme para ser capaces de soportar cualquier tempestad”.

En ese sentido, llamó a mantener “las bases y principios que la sostienen, porque si cambiamos lo que sostiene la casa de todos, con inestabilidad e inseguridad, puede llevarnos a la destrucción”.

“Edifiquemos nuestra casa sobre la roca sólida de la solidaridad, la caridad y el servicio a los más necesitados y no en la arena del egoísmo, la mezquindad y la indiferencia”.

“Nadie puede pensar que debilitar a la familia como sociedad natural fundada en el matrimonio entre un hombre y una mujer, es algo que favorece a la sociedad. Ocurre lo contrario, perjudica la maduración de las personas, el cultivo de los valores comunitarios y el desarrollo ético de las ciudades y de los pueblos”, sostuvo.

Monseñor René Rebolledo, arzobispo de La Serena, destacó la sequía que afecta gravemente a agricultores y ganaderos y que ha llevado al gobierno a declarar zona de catástrofe en seis regiones de Chile.

“La crisis es verdadera, profunda y está causando gran dolor y preocupación. Es urgente la unión en torno a un proyecto común, pues son numerosas las familias que hoy padecen a causa de la sequía”.

En tanto, el administrador apostólico(sede vacante) de Chillán, padre Sergio Pérez de Arce SS.CC, se refirió al alto porcentaje de población rural y al desempleo que llega a un 9,8% en la zona.

En Rancagua, el secretario general de la Conferencia Episcopal de Chile y administrador apostólico de esa diócesis, monseñor Fernando Ramos, señaló que “la construcción de una cultura del encuentro se hace desde el diálogo, más aún cuando nos toca enfrentar situaciones complejas de tipo político, económico, social e ideológico. Aquí es donde debemos plantearnos todos cómo contribuir al diálogo”.

En Coyhaique, el vicario apostólico de Aysén, monseñor Luis Infanti dijo que “el alma enferma de Chile necesita ser tocada por Jesús, para sanar nuestras heridas, sanar nuestros orgullos y odios, romper nuestras indiferencias, promover la cultura del diálogo y de las buenas prácticas, porque ‘el otro’ es nuestro hermano, necesitado de nuestro amor y de nuestro servicio generoso y solidario, no es una amenaza y menos un enemigo a marginar y destruir”. +