"Con María, al pie de la cruz", se realizó la Peregrinación Juvenil virtual en Añatuya

  • 12 de mayo, 2020
  • Añatuya (Santiago del Estero) (AICA)
Organizada por la Pastoral de Juventud de la diócesis de Añatuya

Organizada y acompañada por la Pastoral de Juventud de la diócesis, se llevó a cabo en Añatuya la peregrinación juvenil al Buen Jesús de la Cruz de Matará, que este año se realizó en forma virtual. Contó con actividades participativas y dinámicas en las redes sociales, de manera ingeniosa y creativa, con cantos, oraciones y meditaciones.

La peregrinación tuvo como lema “Con María, al pie de la cruz”, y se desarrolló del 7 al 10 de mayo. Las actividades estuvieron centradas en dar a conocer la historia de la Cruz y los signos que la conforman, y los jóvenes intentaron respetar los elementos que la peregrinación tiene cada año: lema, himno, baile, alegría, oración, formación y encuentro.

Este año, el himno fue: “Tu ‘sí’ cambia la historia”, del grupo Toco para Dios, de Río Cuarto. Antes de la peregrinación virtual, los músicos realizaron una transmisión en vivo.

Otro elemento fundamental fueron los grupos de Wasap, por donde se compartieron los enlaces y afiches informativos día por día, invitando a los jóvenes a participar de las transmisiones en vivo y la formación. Cada día tuvo un tema central, y por las tardes se realizaron adoraciones, Vía Lucis, peña virtual, reflexiones, y la misa de clausura.

Al tratarse de una peregrinación virtual, tuvo alcance nacional, llegando a los mil peregrinos que participaron desde distintos puntos del país. Los miembros de la Pastoral de Juventud agradecieron “al Buen Jesús de Matará que nos permitió encontrarnos en su amor y que lo realizado dé frutos y renueve nuestra pastoral de juventud”.

“Debemos volver a nuestras raíces para poder seguir evangelizando. Hoy dimensionamos más que nunca que tenemos a la Cruz más antigua del país en nuestra diócesis”, afirmaron.

La misa de cierre estuvo presidida por el obispo, monseñor José Luis Corral SVD, quien destacó: “Qué lindo saber que no caminamos juntos en este camino de la vida, donde Jesús es el Camino que camina junto a nosotros, y nos invita a hacerlo en comunidad, no aislados y sueltos, sino juntos y unidos”.

Retomando el Evangelio, señaló que “para que la agitación por el temor, la tristeza, la inseguridad no los arrebate, los discípulos se deben afirmar sobre la Roca que es Dios, para volver a Él y encontrar calma, sosiego y serenidad. Es donde podemos inclinar la cabeza y el corazón para dejarnos apacentar y aquietar, unificar y recuperarnos”.

“Y de la misma manera que se apoyan en Dios por la fe, también deben tener fe en Jesucristo porque Él revela al Padre, y sus palabras y sus obras son palabras y obras del Padre. El Padre y el Hijo son uno, Dios parece escondido en la Cruz, pero está sosteniendo el padecer de su Hijo, está atravesándola, Jesús no huye de la Cruz, no la salta o evade, la asume y la convierte”, reconoció.

“Decir casa es decir abrigo, protección, cuidado, convivencia, familiaridad… no estamos arrojados a la intemperie o al vacío. Habitar la casa no es tanto entrar a un lugar físico, ir a un domicilio con una dirección exacta, un lugar material sino entrar en la Casa del Padre y del Hijo, es permanecer en la casa del Amor del Espíritu Santo. Permanecer en una comunión perdurable e indestructible”, afirmó.

“La verdadera morada de Jesús, la que los discípulos están invitados a descubrir, no se deja localizar ni descubrir exteriormente. Hay que buscarla en la realidad íntima de su ser: en el misterio de vida que lleva en sí y en el que habita. Ahí es donde Jesús se deja encontrar de verdad, donde se hace Verdad y Vida, verdad que libera y vida que colma de alegría”, sostuvo.

“Jesús con su muerte y resurrección no tiene más que una finalidad: hacer que cada uno de los discípulos tenga su propio lugar como hijo junto al Padre”, aseguró. “En una sociedad que no da lugar, que descarta, que segrega, que expulsa, en Jesús todos tenemos lugar y a nadie rechaza cuando el Padre lo atrae hacia sí… Tantos jóvenes y personas se sienten que no encajan en ningún lugar, que no son queridos, reconocidos y aceptados, tenemos esta buena noticia: en Jesús nadie queda fuera ni excluido”.

“Se trata de ir al Padre y para llegar al Padre no hay otro camino, ni otra verdad, ni otra vida que Jesús mismo”, indicó monseñor Corral. “Nunca más oportunas que en este momento son las palabras de Jesús del comienzo del Evangelio de hoy: ‘No se turben’, ‘No se inquieten’, ‘Crean, confíen en Dios y en mí’”.

“Jesús nos invita a la fe, a la confianza y al abandono en Dios y en Él. La fe es un arma poderosa para vencer la turbación y la angustia que nos provoca la situación actual de pandemia, o el vacío o la falta de sentido, cuando no vemos perspectivas u oportunidades, cuando nos abruma el miedo y la tristeza. La fe no es un sedante que nos narcotiza o dopa, es confianza que todo terminará bien aun cuando haya cruz, prueba, noche, dificultades”, aseguró.

“Se trata de entrar por la fe a esta dimensión, reconociendo a Jesús como el Camino, la Verdad y la Vida, no por otros atajos, cortadas o desvíos. Estamos inquietos, buscamos, anhelamos, suspiramos hasta que descansemos en Él", añadió.

“Estamos llamados a ser piedras vivas, no ladrillos muertos, ni cascotes, ni escombros. Piedras elegidas y preciosas para la edificación de la Iglesia como templo espiritual y para ofrecer lo que al Señor agrada: Una vida vivida en el servicio y en la alegría. Los jóvenes están llamados a encontrar en Jesús al Amigo del camino, el Maestro que abre los misterios del Reino, el Pastor que da la vida por sus ovejas… y a testimoniarlo y contagiarlo a los demás jóvenes”.

“El Buen Jesús, el que tallaron los misioneros en la Cruz de Matará para catequizar a nuestros antepasados, quiere ahora labrarse en sus corazones jóvenes para evangelizar a otros jóvenes. Quiere que donde Él esté, estemos nosotros también, junto a sus preferidos, los pequeños y pobres. El Señor les tiene preparado un lugar, ese lugar hay que descubrirlo aquí para permanecer unidos a Él y así poder dar muchos frutos, ser fieles y felices”, concluyó.

Texto completo de la homilía.+