El testimonio de los peregrinos: "El camino a Luján es la síntesis de la vida"

  • 8 de octubre, 2018
  • Luján (Buenos Aires)
Durante el fin de semana se desarrolló la 44° Peregrinación juvenil a pie a Luján con el lema: "Madre, danos fuerza para unirnos como hermanos". Más de un millón de peregrinos recorrieron los sesenta kilómetros que separan el santuario de San Cayetano de Liniers con la basílica de Nuestra Señora de Luján, a fin de visitar a la Madre y llevar las intenciones y pedidos más profundos. Algunos de ellos, compartieron con AICA la experiencia del camino.
El sábado 6 y el domingo 7 de octubre se llevó a cabo la 44 edición de la Peregrinación juvenil a pie a Luján con el lema: "Madre, danos fuerza para unirnos como hermanos". Los sesenta kilómetros que separan el santuario de San Cayetano de Liniers con la basílica de Nuestra Señora de Luján, fueron recorridos por más de un millón de peregrinos, que llevaron a la casa de la Madre sus intenciones y pedidos más profundos. A lo largo del camino, se experimentan diversas sensaciones, según contaron algunos peregrinos a AICA: entusiasmo, alegría, emoción; también paciencia, dolor y cansancio. Se comparte la oración, se rezan rosarios; pero asimismo, los cantos y los juegos animan el camino. A medida que van pasando los kilómetros, y comienza a caer la tarde, el frío y las ganas de llegar aumentan, pero se descubre "como todos se ayudan entre sí", para poder llegar a destino, según el relato de una peregrina. Camila está por cumplir 25 años y hace 4 que camina a Luján: "La primera vez que vine no tenía ninguna referencia, nadie me había contado de qué se trataba", pero confesó que le intrigaba lo que sucedía en el camino a Luján, y que además, sintió "un llamado interior" a visitar a la Virgen. "Es hermoso y emocionante ver la fe de la gente y cómo se ayudan entre sí cuando algunos no dan más". La joven describió la peregrinación a Luján como una de "las más fuertes a nivel espiritual" que vivió. "Luján es la síntesis de la vida misma, es como la llegada al Cielo en compañía de la Virgen", afirmó. "La gente puede llamarnos masoquistas, pero no es así. En el dolor, nos ponemos en lugar de aquellos que realmente están sufriendo, no solo físicamente. Esto es lo más profundo que tiene la peregrinación. Y además que la Virgen siempre está y hay un descanso en ella", completó. Santiago fue caminando a Luján por primera vez después de un viaje a Salta, a la Virgen del cerro, que lo dejó "con mucha hambre de Dios". La peregrinación fue un nuevo paso para "acercarse más a la fe". "Si bien hay cierto sufrimiento, te olvidas del dolor al ver a personas que más sufren. Es emocionante y alentador saber que la marea de gente camina toda por la Virgen, sin distinción", sostuvo el peregrino. [img]http://www.aica.org/subidas/4562.jpg[/img] La peregrinación también se comparte en familia. Matrimonios de peregrinos recorren el camino con cochecitos y niños pequeños. Muchas parejas de novios, del mismo modo, encuentran en la experiencia una forma de "crecer en la fe y en la relación de noviazgo", según afirmaron Ludmila y Gabriel, a pocos meses de su casamiento. "Hace ocho años que caminamos juntos a Luján. Siempre lo esperamos con alegría y entusiasmo", declararon. "Nuestro camino de fe lo maduramos juntos", indicó Gabriel, mientras comentó que viven un noviazgo desde la adolescencia. "La peregrinación es para nosotros un regalo, y un complemento a nuestra vida de fe", agregó. Ludmila comentó que, al ser la última peregrinación que viven de novios, antes de salir dejaron en manos de Dios las intenciones de su futuro matrimonio y la familia: "Nos encomendamos a María, para que nos ayude a dejarnos cuidar, en sus manos; para que nos guie en el camino; para que en la vida sepamos afrontar las adversidades que sucedan, siempre confiando", resaltó. Ambos recomiendan a otras parejas de novios vivir la experiencia de hacer juntos la peregrinación a Luján, porque "la Virgen es fundamental" en una relación. "Ella nos va moldeando con su cuidado maternal, nos ayuda a seguir mejorando, acercarnos en la santidad en el noviazgo", mencionó Gabriel. Ludmila confirmó que "los alentaría", ya que "en el dolor y en el cansancio uno experimenta alegría; y es muy lindo, en ese momento, apoyarse en la pareja, sentirse acompañado y poder acompañar al otro". Por su parte, Rosario, una joven de 23 años proveniente de la parroquia San Isidro Labrador, describió la experiencia a Luján como "el caminar de nuestra vida, acompañados por María". "Se camina con la gente que va formando tu vida; se encuentran obstáculos pero también se es apoyo para los demás y es dejarse ayudar. Es saber respetar los tiempos propios y ajenos, es encontrarse, es ser Iglesia", manifestó. Un sacerdote salió del santuario, luego de rezar allí unos minutos junto a los jóvenes con los que caminó: "Al llegar a la basílica, la fila para entrar es grande; la gente se amontona y hay que andar a paso muy lento. Pero, después de caminar por quince horas, valen la pena los cinco minutos que se pasan en el santuario, frente a la imagen de Nuestra Señora de Luján. Sin esos minutos allí, nada hubiese tenido sentido", compartió.+ [img]http://www.aica.org/subidas/4564.jpg[/img]