Mons. Ñáñez animó a abrir el corazón a Jesús y a su mensaje

  • 19 de mayo, 2020
  • Córdoba (AICA)
El arzobispo de Córdoba presidió la misa del 6° Domingo de Pascua.

El arzobispo de Córdoba, monseñor Carlos José Ñáñez, presidió el 17 de mayo la misa del 6° Domingo de Pascua. En su homilía, el prelado se refirió al Evangelio en el que el Señor promete a su discípulos que enviará otro paráclito.

“Esta palabra, paráclito, es una expresión que significa aquel que defiende, aquel que consuela. Mientras Jesús está con sus discípulos, Él es el paráclito. Cuando Jesús se ausente, enviará otro paráclito, que estará con ellos para siempre”, explicó.

“Nosotros sabemos que Jesús cumple esa promesa el mismo día de su resurrección. Se aparece a sus discípulos y les dice: reciban el Espíritu Santo. Ese Espíritu que los apóstoles reciben, ellos a su vez lo comunican a los que han recibido el bautismo”, detalló.

“Ese Espíritu Santo es el que capacita para dar testimonio de Jesús, es el que da esa capacidad de la que habla el apóstol Pedro en la segunda lectura: saber dar razón de la esperanza que tenemos”, añadió.

“La presencia de ese Espíritu se detecta desde la fe, por eso dice Jesús que hay quienes están cerrados y no descubren su presencia. Pero a los apóstoles ese Espíritu los anima a la misión, que no se trata de conseguir adeptos o hacer proselitismo, sino de hacer una invitación para que, abriendo el corazón a Jesús, a su mensaje, esas personas alcancen una plenitud de paz y de alegría”, afirmó.

En el marco del 450° aniversario de la arquidiócesis, que se celebró el jueves 14 de mayo, monseñor Ñáñez compartió con los fieles que siguieron la misa a través de los medios, su carta pastoral escrita para esta ocasión.

Finalmente, el prelado contó a los fieles que “en la víspera del aniversario de la creación de la diócesis, el miércoles 13 de mayo por la tarde, junto con los vicarios episcopales visitamos la basílica de Santo Domingo, el santuario de la Virgen del Rosario del Milagro de Córdoba”.

“A sus pies depositamos una ofrenda floral, que quería ser el testimonio de nuestro afecto, de nuestro cariño y de nuestra oración a la Santísima Virgen, y también pusimos a sus pies esta carta pastoral, que lleva como título ‘Recordar con gratitud el pasado, vivir con pasión el presente, abrirnos con confianza al futuro’, frases tomadas de la exhortación apostólica al comenzar el segundo milenio del papa San Juan Pablo II”, relató.

“Esas actitudes pueden ayudarnos en este momento que vivimos en el mundo, en nuestra Patria y en nuestra arquidiócesis. Se lo encomendamos de corazón a la Virgen Santísima y confiamos en su protección y ayuda”, concluyó.+