El obispo de Neuquén destacó el diálogo en la resolución del conflicto de los mineros de Andacollo

  • 23 de mayo, 2020
  • Neuquén (AICA)
Al conocerse que el conflicto de los mineros de Andacollo llegó a un camino de solución

Al conocerse la noticia de que el conflicto de los mineros de Andacollo está en vías de solucionarse, el obispo de Neuquén, monseñor Fernando Martín Croxatto, junto con el equipo de Pastoral Social, enviaron un mensaje a la comunidad.

“Queremos agradecer en primer lugar al Señor y a María Auxiliadora, a quienes les hemos pedido insistentemente que se pudiera encontrar un camino de esperanza en esta situación y particularmente ayer que hemos rezado con ellos en Arroyito”, expresaron.

En segundo lugar, agradecieron “a las partes actuantes -el Gobierno y los mineros- por el esfuerzo sostenido y la vocación de diálogo, aunque haya sido difícil, duro y desgastante alcanzar consensos”, y recordaron que “el único camino que encierra verdad es el del diálogo respetuoso, para no caer en una ‘espiral de autodestrucción de la sociedad’”.

Finalmente, a cinco años de la publicación de la encíclica Laudato si’, recordaron algunas de las expresiones del papa Francisco:

“Una vez más expreso que la Iglesia no pretende definir las cuestiones científicas ni sustituir a la política, pero invito a un debate honesto y transparente, para que las necesidades particulares o las ideologías no afecten al bien común”.

“Necesitamos una política que piense con visión amplia, y que lleve adelante un replanteo integral, incorporando en un diálogo interdisciplinario los diversos aspectos de la crisis. Muchas veces la misma política es responsable de su propio descrédito, por la corrupción y por la falta de buenas políticas públicas. Si el Estado no cumple su rol en una región, algunos grupos económicos pueden aparecer como benefactores y detentar el poder real, sintiéndose autorizados a no cumplir ciertas normas, hasta dar lugar a diversas formas de criminalidad organizada, trata de personas, narcotráfico y violencia muy difíciles de erradicar. Si la política no es capaz de romper una lógica perversa, y también queda subsumida en discursos empobrecidos, seguiremos sin afrontar los grandes problemas de la humanidad. Una estrategia de cambio real exige repensar la totalidad de los procesos, ya que no basta con incluir consideraciones ecológicas superficiales mientras no se cuestione la lógica subyacente en la cultura actual. Una sana política debería ser capaz de asumir este desafío”. +