Mons. Colombo: En la Ascensión, Jesús nos desafía a hacer lo que Él nos enseñó

  • 28 de mayo, 2020
  • Mendoza (AICA)
El arzobispo de Mendoza presidió el 24 de mayo la misa del séptimo Domingo de Pascua,

El arzobispo de Mendoza, monseñor Marcelo Colombo, presidió el 24 de mayo en la catedral Nuestra Señora de Loreto la misa del séptimo Domingo de Pascua, fiesta de la Ascensión del Señor y Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales.

“En esta fiesta de la Ascensión, el Señor nos invita, una vez más, a escuchar su Palabra. El libro de los Hechos, con el que Lucas continúa su Evangelio, nos presenta el tiempo de la Pascua, entre la Resurrección y la Ascensión, como un tiempo pedagógico, un tiempo en que se depura el andar de la Iglesia primitiva, y entonces tienen la posibilidad de conocer mejor lo que Dios quiere proponerles. Es un tiempo pedagógico donde Jesús despliega sus últimas enseñanzas, y los anima a empezar aquel camino de la plena madurez, guiados en adelante por el Espíritu Santo”, señaló.

En este pasaje, Jesús se dirige a los discípulos y “los invita a anunciar el Evangelio, a ir más allá de ellos mismos, a alcanzar a todas las culturas. Podemos decir que, mientras la naturaleza humana llevaba a los discípulos a encerrarse, Jesús en cambio los invitó a comenzar a desandar los caminos de la Iglesia universal, en una Iglesia invitada, por tanto, a ser testigo de todos los hombres y todas las culturas, de todos los pueblos y de todos los tiempos”.

“El Evangelio nos cuenta cómo Jesús los reúne y los envía para ser testigos suyos ante los hombres, bautizar en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, y a la vez les promete que siempre los va a acompañar”, relató.

Este Evangelio, señaló el prelado, “nos habla de un Jesús amigo de los hombres, solidario de los más pobres. Por fin, Jesús les dice además: ‘Yo estaré con ustedes todos los días’. Allí el Emanuel, entonces, más que nunca es el Dios con nosotros, el Dios compañero de los hombres, el Dios que no se va a apartar de nosotros, porque nos ama y está comprometido con nuestra vida”.

“Podemos decir que en la Ascensión termina la misión histórica de Jesús y comienza la misión de la Iglesia. Es desafiante la Ascensión porque Dios apela fuertemente a nuestra madurez. Ahora se trata de hacer lo que Él nos enseñó, de poner los signos que Él puso, de llevar a los hombres al encuentro que Él vino a invitarnos a tener con el Padre, con el Hijo y con el Espíritu Santo”.+