Las nuevas sanciones contra el pueblo sirio son un "acto diabólico", afirma arzobispo maronita

  • 18 de junio, 2020
  • Alepo (Siria) (AICA)
El arzobispo maronita de Alepo, Siria, el escenario angustiante que vive la población de la metrópoli siria bajo las sanciones económicas impuestas por los Estados Unidos y Europa.

El arzobispo maronita de Alepo, Siria, describe el escenario angustiante que vive la población de la metrópoli siria bajo las sanciones económicas impuestas por los Estados Unidos.

“Ahora en Alepo todo el mundo dice: estábamos mejor bajo las bombas”, expresó el arzobispo en conversación con la Agencia Fides, reflejo del sentimiento que prevalece en la población, en el día en que entran en vigor, las nuevas sanciones económicas impuestas a la Siria de Assad por los Estados Unidos con la llamada “Caesar Act”. 

Una disposición que se suma a las sanciones antisirias que prorrogó por un año la Unión Europea, golpeando a una población agotada por años de guerra, mientras que el espectro de la pandemia de coronavirus cosecha víctimas también dentro de las fronteras de Siria. 

“La bomba llega de repente -agrega el arzobispo maronita-, y mata a las personas en el lugar donde cae. Ahora, en Siria, se siente el hambre realmente, y millones de personas tienen ante sí la prospectiva de verse morir lentamente de una muerte anunciada, sin vías posibles de escape”.

“El valor de la lira siria -explica-, cayó dramáticamente: antes de la guerra un dólar era equivalente a 50 liras sirias, ahora para comprar un dólar se necesitan casi tres mil, y el salario promedio de un empleado sigue siendo el de entonces, igual a 50 mil liras, prácticamente menos de veinte euros. Las tiendas cierran, las pequeñas empresas cierran, todos intentan sobrevivir con lo que encuentran. Quienes tienen el dinero depositado en los bancos del Líbano ni siquiera pueden retirarlo, debido a la crisis financiera libanesa. Los hospitales carecen de medicamentos y equipos necesarios para las cirugías que salva vidas. Si se entra en la intimidad de las dificultades y sufrimientos de las familias, se escuchan historias para llorar. Las cosas no pueden ser peores”.

La llamada “Caesar Syria Civilian Protection Act”, que recibió el apoyo bipartidista del Congreso de los Estados Unidos el pasado mes de diciembre, se presenta como un paquete de sanciones contra las tropas sirias y otros responsables de las atrocidades cometidas durante la guerra civil en Siria. 

“Pero lo de las sanciones ‘selectivas’ -comenta el arzobispo maronita de Alepo-, es una mentira que ni siquiera un niño podría creer. Todos ven muy bien cuál es el objetivo: aumentar el sufrimiento de la población para alimentar el descontento popular y así producir un cambio de régimen. Pero esta forma de actuar es criminal. Poner en peligro a un pueblo entero en un momento como este, donde también está presente el espectro de la pandemia en todo el mundo, es terrorista, inhumano. Y la señal de que para alcanzar sus objetivos están dispuestos a hacer cualquier cosa, incluso sacrificar a millones de personas, personas pobres, familias. Es un acto diabólico”.

En esta situación, en Alepo, la prioridad para el arzobispo Tobji es tratar de mantener los tímidos signos de reinicio que se produjeron al final del conflicto. 

“El mes que viene -dice monseñor Tobji a Fides -, inauguramos la catedral maronita después de dos años de restauración. Que ha sido necesario por las devastaciones sufridas durante la guerra. ¿Qué podemos hacer? De todos modos, debemos tratar de seguir adelante, en la situación en que nos encontramos, atesorando los pequeños signos de esperanza. Para estar acompañados en este momento, pedimos oraciones a los hermanos de todo el mundo”.

Monjas trapenses: Los sirios viven en una “situación insostenible” 
Igual panorama desolador describen las religiosas trapenses de Azeir -pequeña aldea maronita situada entre las ciudades de Tartous y Homs en el centro oeste de Siria- a VaticanNews, denunciando que se usa como “piezas” de un juego a las personas que pasan hambre y mueren por falta de medicinas. 

La población civil, dijeron, es cada vez más víctima de los juegos de poder mundial. Los sirios viven en una “situación insostenible” debido a la guerra y a las sanciones internacionales, armas de un “sistema mundial de finanzas y geopolítica” que “utiliza a los pueblos y naciones como 'piezas' para su propio interés”.

La gente que nos rodea está muriendo de hambre y enfermedades -relata la superiora- ¡no porque haya un virus! Sino porque ya no pueden encontrar medicamentos para la diabetes, la hipertensión, el cáncer, las enfermedades cardíacas. Las farmacias están cerradas. Nadie importa materias primas y la producción de medicamentos está bloqueada. La lira siria - escribe la monja - pierde valor de hora en hora, así como los bienes.

Las Hermanas esperaban que Europa comprendiera mejor la trágica realidad que viven los países en guerra y el impacto de las sanciones en una situación ya comprometida. “Las sanciones son contra el pueblo”, afirman.

“Claro, quien decide imponerlas bien lo sabe”, añaden. Su objetivo es “empujar a la gente a destruir a los que gobiernan, conseguir lo que las armas no pueden conseguir”. “¿Pero es moral usar el sufrimiento del pueblo con fines políticos?”, se preguntan. +