Sampacho le pide a la Virgen de la Consolata salir "mejores" de la pandemia

  • 23 de junio, 2020
  • Sampacho (Córdoba) (AICA)
El obispo Adolfo Uriona pidió a la Virgen de la Consolata "la enorme gracia de poder salir de esta prueba siendo mejores personas y mejores cristianos", al presidir las fiestas patronales en Sampacho.

La comunidad cordobesa de Sampacho celebró a su patrona, Nuestra Señora de la Consolata, en medio de las restricciones por la pandemia del coronavirus y siguiendo las celebraciones por medios electrónicos y redes sociales.

La imagen mariana fue llevada en procesión desde el interior del templo hasta la explanada, donde un grupo de devotos rezó ante ella, respetando el distanciamiento social y llevando barbijos.

El párroco local, presbítero Osvaldo Leone, destacó que la comunidad diocesana haya podido vivir esta fiesta patronal y participado de la procesión "simbólica" por las calles de la ciudad.

El obispo de Villa de la Concepción del Río Cuarto, monseñor Adolfo A. Uriona FDP, presidió la misa en la parroquia dedicada a esta advocación de la Virgen, explicó por qué los fieles buscan refugio en la Consolata.

“Ella nos ofrece al Jesús que lleva en sus brazos quien nos dice ¡No teman!, el Padre que cuida de los pájaros del cielo cuida de ustedes que valen más que muchos pájaros”, expresó en su homilía.

El prelado invitó a pedirle a la Virgen de la Consolata que “nos regale esa mirada de fe a fin de que podamos discernir la voluntad de Dios en esta situación” y citó al papa Francisco cuando le “grita al mundo” diciéndole: 

* Aprendamos a ser “pobres de espíritu” y a hacernos cargos de los más pobres, de los que sufren: los enfermos, los ancianos, los que están solos…
* Todos somos iguales a los ojos de Dios, las escandalosas desigualdades no son su voluntad, construyamos por tanto una sociedad más equitativa…
* Cuidemos la Casa común, nuestro planeta, devastado por la desenfrenada ambición y codicia del hombre…

“La pandemia y la cuarentena a la que nos hemos visto obligados a cumplir también ha sido la oportunidad para que muchos sacaran lo mejor de sí”, valoró, y señaló el caso del “personal sanitario (médicos, enfermeras, personal auxiliar…), algunos hasta ofrendaron su vida en este abnegado servicio”.

“Lo percibimos en los que tuvieron que seguir trabajando para el funcionamiento de la sociedad; en los sacerdotes disponibles para acercarse a llevar el consuelo y los sacramentos a los enfermos o a movilizarse para socorrer a los que estaban soportando la falta de alimentos…; en tantas personas, particularmente jóvenes, que se ofrecieron solidariamente para servir a los pobre y a los ancianos solos… Y la lista podría ser interminable”, afirmó.

Monseñor Urione finalizó su reflexión pidiéndole a la Virgen de la Consolata “la enorme gracia de poder salir de esta pruebe siendo mejores personas y mejores cristianos”.

“Que cuando se supere la misma, la toda humanidad haya aprendido a ser más solidaria, desterrando la globalización de la indiferencia. Madre hoy venimos a tus pies, cargados con nuestro pesar y el de nuestros hermanos, a fin de que nos regales el consuelo que nos viene de tu Hijo Jesús”, concluyó.+

» Texto completo de la homilía