Mons. Aguer habló del legado que Belgrano dejó a la Argentina

  • 25 de junio, 2020
  • La Plata (Buenos Aires) (AICA)
El arzobispo emérito de La Plata, dedicó su columna en el programa Claves para un Mundo Mejor que se emitió el sábado 20 de junio por el canal 9 de TV, a recordar a Don Manuel Belgrano

“Hoy, 20 de junio -comenzó diciendo monseñor Aguer-, se cumplen 200 años de la muerte del general Manuel Belgrano y este año, que con razón ha sido denominado 'año belgraniano', se cumplen también 250 años de su nacimiento. Belgrano fue uno de los próceres más puros, más limpio, de toda nuestra Historia, un verdadero Padre de la Patria”.

Tras afirmar que Belgrano era miembro "de una familia acomodada, lo que le permitió estudiar en Europa, sin embargo vivió siempre sencillamente y murió en la más absoluta pobreza", monseñor Aguer añadió, con un dejo de ironía, que "cualquier contraste con los políticos de hoy día es pura casualidad…".

"Cómo sabemos bien -señaló- fue secretario del Consulado en el período hispánico y luego participó activamente de la Revolución de Mayo como vocal de la Primera Junta de Gobierno Patrio”.

Reseñó datos salientes de la vida del prócer indicando que “la necesidad del país lo llevó a tomar las armas y a participar en las guerras de la independencia. No necesitó, ni tampoco lo necesitó como civil, 20 o 30 asesores militares pagados por el Estado ni nada de eso. Conoció la derrota y el triunfo. Por la victoria de Salta, que fue un momento importante en la guerra de la independencia, el Estado lo recompensó con cuarenta mil pesos. ¿Y qué hizo él? No se fue a Europa de vacaciones ni nada de eso sino que entregó ese dinero para crear cuatro escuelas. Belgrano comprendía muy bien la necesidad de la educación, especialmente en un país que todavía no se había configurado plenamente”.

“Además, Belgrano comprendió al mismo tiempo que había que hacer algo para decidir una forma de gobierno. Después de años de la Declaración de la Independencia el país vivía en la anarquía, se cambiaron varias veces la forma de gobierno y él pensó que era posible una monarquía. Una monarquía encabezada por un descendiente del inca que no era un indio con pluma en la cabeza sino un hombre que estaba, además, vinculado con las Cortes Europeas. No sabemos qué hubiera pasado, a lo mejor nos hubiera ido mejor”.

“Manuel Belgrano, como ya dije, acabó en la más absoluta pobreza mientras el país vivía en una verdadera anarquía. El día que murió, el 20 de junio de 1820, fue el célebre día de los 3 gobernadores en Buenos Aires. Eso le dolió profundamente. Sus últimas palabras fueron “¡Hay Patria mía!”. Y es muy lógico que surgiera de él esa queja dolorosa y quizás, nosotros, a esta altura de los tiempos, después de 200 años de su muerte, podemos decir: “¡Hay Patria nuestra! ¿Qué será de nosotros?”.

“Belgrano fue un hombre devotísimo, un hombre de fe verdadera y muy devoto de la Santísima Virgen. Creo que debe estar en el cielo y, a lo mejor, puede ayudarnos un poco”, concluyó monseñor Aguer.+