Mons. Giorgi: "Seguir construyendo el Reino" a imagen de los cinco palotinos

  • 6 de julio, 2020
  • Buenos Aires (AICA)
Con diferentes actividades y de manera virtual, la comunidad palotina recordó a los sacerdotes y seminaristas asesinados el 4 de julio de 1976.

La comunidad palotina recordó este 4 de julio a los sacerdotes Alfredo Leaden, Alfredo Kelly, Pedro Duffau y a los seminaristas Emilio Barletti y Salvador Barbeito, asesinados en 1976.

En la tarde del sábado, se llevó a cabo una actividad de oración y reflexión guiada por Francisco Chirichella, vicepostulador de la causa canónica, que fue transmitida por zoom y en redes sociales, y contó con una gran participación de fieles de las diferentes comunidades. Allí pudieron escucharse testimonios de quienes conocieron a “los cinco” y también de los grupos de jóvenes que con su acción pastoral mantienen vivo su legado. 

Durante la actividad, los invitados que brindaron sus testimonios respondieron a la pregunta: “¿Cómo creen que hubieran actuado los cinco en este tiempo de pandemia?”. Las respuestas fueron variadas, pero con algunos puntos en común: la ayuda al prójimo, la generosidad, la acción social, la preocupación por los más necesitados.

A las 19, fue transmitida por YouTube y por Facebook la “misa por los cinco”, que a 44 años de la masacre de San Patricio, llevó el lema “Estemos atentos a lo que exige la caridad”. La celebración fue presidida por el párroco de San Patricio, del barrio porteño de Villa Urquiza, padre Pablo Bocca SAC, y concelebrada por Tom O’Donnell SAC, de la comunidad de Mercedes. 

La primera lectura fue leída por el padre Rubén Fuhr SAC, notario. El secretario de culto de la Nación, Guillermo Oliveri, tuvo a su cargo la lectura del salmo responsorial. La segunda lectura fue leída por el padre Juan Sebastián Velasco SAC, postulador de la causa de canonización, y la proclamación del Evangelio estuvo a cargo del padre Rodolfo Capalozza SAC, sobreviviente de la comunidad de 1976.

La homilía estuvo a cargo del obispo auxiliar de Buenos Aires, monseñor Alejandro Giorgi, vicario de la zona Belgrano. En sus palabras, destacó que estos cinco nombres resuenan hoy de un modo nuevo, “porque ellos están vivos en la presencia de Dios, y en la memoria viva de la Iglesia”.

“Esta celebración coincide con este domingo en el que se proclama el Evangelio de los pequeños, el Evangelio de los pobres. ‘Te alabamos Padre, Señor del Cielo y de la Tierra, porque has ocultado estas cosas a los sabios y a los prudentes de este mundo, y las has revelado a los pequeños, a los pobres, que son los que conocen el misterio del Reino de Dios’”.

En este pasaje, explicó el obispo, Mateo señala que “sólo los que tienen un corazón de pobres, un corazón pequeño, pueden entrar en ese misterio, que es un misterio de luz, el misterio del Reino. Como todos los misterios de la fe, son un misterio incandescente, que pueden verse pero que no terminan de verse, precisamente por su luz, por su incandescencia”, expresó.

“Este es el misterio de luz que celebramos hoy en la persona de estos testigos de Cristo, testigos del Evangelio, como le gustaba llamarlos al cardenal Bergoglio, hoy papa Francisco. El Reino de Dios no es un lugar geográfico, sino que es la obra de Dios en nuestra historia, en nuestra tierra y sin duda que este ‘dar la vida por Cristo, dar la vida por el Evangelio’ que vemos en ellos cinco, es el Reino, es la obra de Dios, es Jesús que se muestra en medio nuestro, en esta historia, para continuar la obra de Dios”, aseguró.

“Este dar la vida, dar la vida por amor, dar la vida cruentamente, porque también uno puede dar la vida en ese martirio lento y cotidiano de la entrega generosa del corazón; este dar la vida por amor cruentamente es una expresión privilegiada del Reino de Dios”, continuó.

“Nosotros vivimos siempre en este ‘dar la vida’ en una tensión permanente, porque siempre están el bien y el mal en una tensión en esta tierra, pero lo propio de Dios precisamente, es que Él sabe sacar grandes bienes de grandes males: el odio, la injusticia, el enfrentamiento, la violencia, la muerte cruenta que se puede provocar precisamente; y la convierte en germen de luz, en germen del Reino, en germen del Evangelio”, señaló.

“Es una tensión permanente que, antes que nada, está en nuestro corazón, pero que también se expresa de estos modos que a veces no podemos entenderlos con la sola razón humana. Y en esto consiste el misterio, el misterio del Reino, el misterio de Dios, el misterio de la Iglesia, el misterio de nuestros cinco testigos de Cristo”, sostuvo.

“Pensaban que los mataban pero les dieron vida, y por eso hoy, a tantos años de aquella entrega de la vida, los estamos celebrando. Este es el misterio del Reino. Ellos entendieron qué es dar la vida por Cristo. Sabían que esto podía sucederles, lo sabemos por estos testimonios de ellos, de los últimos días. Recibieron la fortaleza de Dios, el consuelo de Dios en momentos difíciles. Esos consuelos y esa fortaleza que también nosotros, en este momento de pandemia, de cuarentena prolongada, estamos necesitando”.

“Ellos lo recibieron y nosotros también, si lo pedimos, lo recibiremos. Ellos supieron dar la vida, fueron pacientes, fueron humildes y encontraron la paz, duermen en paz. Nosotros hoy, celebrándolos como esas luces que tenemos en nuestros caminos para seguir transitando los senderos del Evangelio, queremos seguir sus pasos, seguir construyendo el reino como ellos lo hicieron y por eso hoy los celebramos con esperanza”.

Antes de finalizar la celebración, transmitieron un mensaje del padre Jeremías Murphy SAC, rector provincial de la provincia palotina “Madre del Divino Amor”. En sus palabras, felicitó a los padres palotinos que coordinaron la celebración de forma virtual “en este tiempo tan desafiante de nuestra sociedad”. Y recordando las palabras pronunciadas por el papa Francisco en la celebración de Corpus Christi: “Es fundamental recordar el bien recibido. Si no hacemos memoria de él, nos convertimos en extraños a nosotros mismos, en transeúntes de la existencia. Sin memoria nos desarraigamos del terreno que nos sustenta y nos dejamos llevar como hojas en el viento. En cambio, hacer memoria es anudarse con lazos más fuertes, es sentirse parte de una historia, es respirar con un pueblo. La memoria no es algo privado, sino el camino que nos une a Dios y a los demás”.

En ese sentido, dio gracias a Dios “que a 44 años de la masacre estamos haciendo memoria. No somos transeúntes de ese hecho pero estamos arraigándonos en la fe común que nos une a aquellos cinco y a nuestra comunidad. Somos parte de esa triste historia, pero con la esperanza viva de haber reconocido sus vidas y su compromiso evangélico en la Iglesia y en la sociedad”.

Finalmente, el padre Bocca agradeció a quienes participaron de la celebración, en especial al secretario de Culto, Oliveri, a monseñor Giorgi, a los sacerdotes de la comunidad que participaron en las lecturas, al equipo de laicos que preparó la liturgia y al equipo técnico que hizo posible la transmisión.+