Mons. Ojea: "Pongamos nuestro grano de arena para que el bien triunfe sobre el mal"

  • 18 de julio, 2020
  • San Isidro (Buenos Aires) (AICA)
El obispo de San Isidro y presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, monseñor Oscar Ojea, compartió sus reflexiones sobre el Evangelio del domingo.

El obispo de San Isidro y presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, monseñor Oscar Ojea, compartió sus reflexiones sobre el Evangelio del domingo: "Las parábolas nos ayudan a pensar para nuestra vida una paciencia activa, a poner nuestro grano de arena para que el bien triunfe sobre el mal", afirmó.

“En esta maravillosa parábola del Evangelio, la parábola del trigo y la cizaña, hay dos enseñanzas profundas. La primera: el sembrador siembra la buena semilla, pero de noche, creando confusión, aparece el demonio que siempre intenta dividir, separar, confundir. Por eso viene de noche, el enemigo es el que siembra la cizaña”, relató.

“Qué misterio este del mal, y sin embargo tenemos experiencia en nosotros del mal. Nosotros sabemos muy bien que nuestro corazón es mezcla de bien y de mal, no estamos exentos de ser esta mezcla. Rápidamente queremos cortar y separar, somos rápidos cuando tenemos que clasificar, cuando tenemos que juzgar”, reflexionó.

En ese sentido, recordó la segunda lección: “La infinita paciencia de este sembrador que pudo cuidar el buen trigo, les dice a los criados que vienen a apurarlo para juzgar la cuestión: ‘Esperemos hasta la cosecha, en ese momento sí separaremos el bien del mal’”.

“Pidámosle al Señor que nos llene de esta paciencia, que no es una paciencia pasiva, es una paciencia activa, porque mientras dura este tiempo mezclado, tenemos que aprender a luchar y tenemos que hacer como el sembrador que cuida la buena semilla y madure, porque si no todo se puede confundir”. 

“En este tiempo difícil de pandemia hemos visto que del corazón de los seres humanos puede surgir lo mejor y también lo peor. Pongamos nuestro grano de arena para que el bien triunfe sobre el mal, en este campo que es el mundo, la viña del Señor, y en esta Iglesia que también es su obra”, concluyó.+