Mons. Colombo: Cercanos y compasivos con los que más necesitan

  • 4 de agosto, 2020
  • Mendoza (AICA)
El arzobispo de Mendoza invitó a trabajar juntos para cambiar las "injusticia de los hombres", a fin de que "todos los pueblos, todas las naciones, todas las familias tengan lo necesario para vivir".

El arzobispo de Mendoza, monseñor Marcelo Daniel Colombo, presidió la misa dominical en la parroquia Nuestra Señora de Guadalupe y San Juan Diego, donde recordó que “el Señor hizo un mundo para todos, el Señor quiso que todos tuviéramos lo necesario para vivir”.

“Hoy de verdad es un escándalo aquellas fortunas amasadas, increíblemente, y esas otras realidades económicas de pueblos tan pobres, tan urgidos por las necesidades indispensables”, diferenció.

El prelado consideró que la lectura del profeta Isaías es una invitación a trabajar para que “todos los pueblos, todas las naciones, todas las familias tengan lo necesario para vivir”.

“No es un problema de Dios, es un problema de la injusticia de los hombres. Trabajemos, entonces, para que esto pueda cambiar”, pidió.

Al reflexionar sobre la segunda lectura, el arzobispo mendocino subrayó las palabras de San Pablo, quien “nos hace pensar en la fuerza, en la potencia, que tiene el amor de Dios, el amor de Cristo, del que nada podrá separarnos” y advirtió: “Un elenco de situaciones difíciles, agobiantes, no hacen sino parecer chiquitas, insuficientes, insignificantes, ante el amor de Dios que siempre va a estar con nosotros”.

“Este tiempo de cuarentena, en estos meses tan difíciles, hemos tenido muchos momentos desasosiego, angustia, tristeza, perplejidad, preocupación. No sólo por nosotros, sino por nuestros seres queridos”, reconoció, y agregó: “Volver sobre las palabras de Cristo nos dan confianza, esperanza, seguridad. Nada podrá separarnos de su Amor”, afirmó.

Monseñor Colombo se refirió también al evangelio de la multiplicación de los panes, en el que se relata cómo Jesús quiere “continuar en ese encuentro prolongando” con cada uno, y lo hace “maravillosamente en un pan que alimenta a todos, hasta saciarse”.

“Mis queridos hermanos, la palabra de Dios de este domingo nos hace pensar en un Dios providente, en un Dios que nos invita y nos comparte la abundancia de su amor, un Dios que tiene en Jesucristo el gran salvador, el proclamador de esa bienaventuranza: ‘vengan a mí, vengan a mí, y no serán defraudados’”, recordó.

“Los invito entonces a caminar bajo la mirada del Señor, a compartir con los hermanos, a buscar siempre de hacernos cercanos, compasivos como Jesús, a los que nos necesitan”, concluyó.+