Mons. Víctor Fernández valoró el "aporte insustituible" de los docentes

  • 6 de agosto, 2020
  • La Plata (Buenos Aires) (AICA)
El arzobispo de La Plata, monseñor Víctor Manuel Fernández, envió una carta a los docentes de la arquidiócesis, y reconoció su "aporte insustituible".

El arzobispo de La Plata, monseñor Víctor Manuel Fernández, envió una carta a los docentes de la arquidiócesis, en la que destacó que “muchas veces hemos hablado de la entrega sacrificada de los profesionales de la salud, que han puesto en riesgo sus vidas y han soportado una especial situación de agotamiento. Además hemos agradecido a los agentes de Cáritas, que se han desvivido por acercar alimentos a los más necesitados. Pero quisiera reconocer especialmente el aporte insustituible de los docentes”.

“Al fin y al cabo, alimento, salud y educación son tres grandes necesidades de la vida humana que sostienen a nuestra sociedad. Pero el alimento y la salud sin apuntalar la educación implicarían un imperdonable descuido. Porque educar es preparar un futuro mejor, educar es dar armas para la vida, educar es cultivar lo mejor de las personas. Sin educación nos convertiríamos en una jauría sin esperanza donde cada uno defiende con sangre sus necesidades básicas”, admitió.

“Gracias por haber sido labrador, artista, poeta. Vos trabajás con las vidas de las personas que te fueron encomendadas, no sólo para ilustrar sus mentes con datos sino para desarrollar capacidades y para abonar los mejores valores”, destacó.

“Sé que no ha sido fácil, ni para vos ni para los padres que te han acompañado en esta tarea. La cuarentena puso a prueba nuestra flexibilidad para encontrar nuevos caminos, para cambiar nuestros hábitos, para comunicarnos de otra manera, para desarrollar otras formas de paciencia y de empatía. Gracias por haber aceptado este desafío”.

Finalmente, animó a cada docente a “seguir dando lo mejor de vos en la segunda parte del año que nos toca emprender. Nunca nos arrepentiremos de habernos entregado para servir a los demás, menos aún si es para educar”, aseguró. “Porque para un docente la tarea no es un apéndice de su vida o algo secundario. Su propia identidad está transformada por la vocación docente, por ese llamado que Dios le puso en el corazón, por esas ganas de promover a los demás hasta que hagan florecer lo mejor de su ser”.

“Pido a Dios que te bendiga en abundancia, que te proteja y te llene de paz y de esperanza”.+