Mons. Mestre: "Sostenidos por la mano del Señor"

  • 12 de agosto, 2020
  • Mar del Plata (Buenos Aires) (AICA)
En su reflexión para el 19° domingo durante el año, el obispo de Mar del Plata, monseñor Gabriel Mestre, reflexionó con sus habituales tres puntitos.

En su reflexión para el 19° domingo durante el año, el 9 de agosto, el obispo de Mar del Plata, monseñor Gabriel Mestre, reflexionó con sus habituales tres puntitos resumidos en tres frases: “La barca con el viento en contra”; “Tranquilícense, soy yo; no teman” y “Jesús le tendió la mano y lo sostuvo”.
 

La barca con el viento en contra
Al comenzar, el obispo dijo que la barca “es símbolo de la Iglesia”, pero también de la humanidad, de cada grupo y cada familia. Haciendo referencia al mensaje del papa Francisco en el que "nos ayudó a tomar conciencia de que todos estamos en la misma barca”, monseñor Mestre expresó que "dentro de nuestra barca experimentamos el viento en contra, las tormentas, las olas grandes, las dificultades todas”. Y muchas veces, imitando la actitud de los discípulos, “caemos en la desesperación y, lo más grave, no reconocemos la presencia del Señor que viene a nuestro encuentro”.

“Tranquilícense, soy yo; no teman”
En el segundo punto, “Jesús se acerca a sus discípulos”. Con su palabra, “Yo soy Dios”, Jesús “revela la divinidad y el poder omnipotente del Señor”. Por eso, invitó a la comunidad a quedarse “tranquila” como discípulos, “porque es Dios el que viene al encuentro”: “¡Qué bueno si grabáramos esta frase para siempre en nuestra memoria espiritual y afectiva!”, exclamó el prelado. En los momentos de dificultad, animó a escuchar al Señor, “Él es verdaderamente Dios y nos acompaña en la barca de nuestra vida siempre”. Sin embargo, aclaró que “no se trata de una tranquilidad superficial o una búsqueda de armonía artificial”, sino de algo que “nos viene de Dios y puede coexistir con los problemas y dificultades propias de la vida”.

“Jesús le tendió la mano y lo sostuvo”
Finalmente, la figura de Pedro protagoniza el relato: “Su actitud desafiante se transformará nuevamente en miedo y Pedro se hunde”. Monseñor Mestre recordó cómo lo que brota del  corazón del discípulo es pedir auxilio: “Señor, sálvame”. Jesús “le tiende la mano y lo sostiene”; pero, a la vez, “le reprocha su falta de fe y duda hacia Él”. “¡Qué bella experiencia la de Pedro sentirse sostenido por el Señor!”, exclamó el obispo. En este sentido, recordó que “todos estamos invitados a ser sostenidos por la mano del Señor”.+