Misa por los obispos auxiliares y víctimas de la pandemia en la cripta de la catedral

  • 14 de agosto, 2020
  • Buenos Aires (AICA)
El vicario general de Buenos Aires, Mons. Joaquín Sucunza, rezó por ellos y pidió no olvidar el "protocolo" de Jesús, que invita a "reconocerlo en el hermano necesitado", en especial en la pospandemia

El obispo auxiliar y vicario general de la arquidiócesis de Buenos Aires, monseñor Joaquín Sucunza, presidió hoy la misa en sufragio de las almas de los obispos auxiliares porteños en la cripta de la catedral metropolitana, recientemente restaurada.

Antes de iniciar la misa, el presbítero Alejandro Russo, rector de la catedral, hizo un reseña histórica de la cripta, al recordar que la capilla soterrada es la única que conserva líneas coloniales y es lugar donde se le da sepultura a dignatarios eclesiásticos, pero también a personalidades destacadas del ámbito civil. 

Asimismo, indicó que la última adquisición ha sido la Virgen de la Piedad, copia en miniatura de la de Miguel Ángel en el Vaticano, en memoria de las víctimas de Cromañón por disposición del entonces cardenal Jorge Bergoglio.

En la homilía, monseñor Sucunza aseguró que esta Eucaristía es en memoria de los obispos auxiliares porteños sepultados en la cripta, pero afirmó que también se hace extensivo a “todos los fallecidos por la pandemia en el mundo, en particular en nuestra patria”.

El prelado afirmó que el Catecismo de la Iglesia Católica, que tiene al cardenal argentino Estanislao Esteban Karlic entre sus redactores, no debería faltar de la biblioteca del cristiano, e hizo hincapié en la primera parte de ese libro en el que se desarrolla la oración del Credo.

“Nuestra oración no es sólo un recuerdo de los que han partido, sino más bien es pedir que hayan salvado su vida, la plenitud de la vida. O los ayudamos con nuestra oración a purificarse si es que todavía están en la etapa del purgatorio”, explicó.

“Nosotros ahora estamos rezando no simplemente para un recuerdo, sino con dos motivos. Uno es estar un rato más juntos ellos con nosotros, es un encuentro con los que han partido, que están vivos. Pero además es una oración de súplica, una oración en la que rezamos por ellos y en su tarea de purificación”.

El obispo auxiliar insistió en la necesidad de ir a esos breves artículos del Catecismo que ayudan a “ubicar, en el fondo, para qué vivimos. Dios no nos hizo para 30, 70 o 90 años, nos hizo para la eternidad y para una eternidad feliz”.

“Este es el sentido de nuestra oración y eso es lo que también pedimos para que los que están allí intercedan por nosotros, para que cada uno de nosotros un día se reencuentre plenamente con ellos, eternamente”, agregó.

Monseñor Sucunza hizo referencia también al “protocolo” de Jesús, en el que deja claro que “si supimos reconocerlo en el hermano necesitado. No es la religión que tenía, no es la condición humana, si pobre si rico, sino qué hizo por el prójimo necesitado”.

“Entonces le pedimos al Señor que frente a todas la situación que se nos viene en la pospandemia, sepamos no olvidar este protocolo. No nos  encerremos en la propia necesidad, sino que pensemos en todos aquellos que quedarán en mayores dificultades de sobrevivencia”, concluyó.+