Mons. Fernández entiende a los docentes que les duele la falta de presencialidad

  • 22 de septiembre, 2020
  • La Plata (Buenos Aires) (AICA)
"No es lo mismo enseñar por internet, que integrar esa comunidad donde la cercanía persona a persona, cuerpo a cuerpo, da muchas más posibilidades", dijo el arzobispo platense a los educadores

El arzobispo de La Plata, monseñor Víctor Manuel Fernández, dedicó unas palabras a los docentes en el mes en que se recuerda a los maestros y profesores, y recordó que él también sintió una vocación docente cuando tenía 15 años y se imaginaba siendo un maestro rural en las sierras de su Córdoba natal.

“Me apasionaba hacer fácil lo difícil, hacer simple lo complicado, hacer accesible eso que parece inaccesible. ¿Por qué hacer complicado lo que se puede hacer sencillo? Y entonces darle a la otra persona el acceso a un saber que le puede parecer lejano, inalcanzable y que no lo es. El maestro está al servicio de ese acercamiento de dos cosas que parecen difíciles de unir: una persona que a veces es muy simple, todavía, muy básica, y el universo del saber y la riqueza del conocimiento”, reflexionó.

“¡Qué lindo ayudar al otro a penetrar incluso en ese misterio aparente de las matemáticas! ¡qué lindo con la geografía, ayudarle a percibir la amplitud, la riqueza y la variedad del mundo! ¡qué lindo ayudarle a penetrar en los recovecos de la historia! ¡qué hermoso que pueda aprender a disfrutar y enriquecer la propia lengua!”, exclamó, y agregó: Cuánto, cuánto hay para aprender. Es lo que San Agustín llamaba ‘el gozo de la verdad’. La fiesta del saber, la fiesta de pensar también”.

El arzobispo platense explicó que, al mismo tiempo, el camino del docente ayuda al otro a ser mejor persona, y destacó que “aún dentro del aula se puede enseñar en gestos, en actitudes, en comportamientos, con el testimonio, con la palabra, con la cercanía del docente”.

“¡Qué hermoso este camino de la paideia! En esto la mayor parte, ustedes saben, no es evaluable, no se puede calificar. Va, a veces, por debajo, por lo subterráneo”, precisó, y citó el caso del preso que fue visitado por su madre.

“La madre en un momento desconsolada le dice: ‘qué mala madre que fui, mirá dónde terminaste, en la cárcel’. Y él le contestó: ‘no, mamá. No, no, si no fuera por vos yo sería diez veces peor y hace rato que ya estaríamos muertos, si no fuera por todo lo que me enseñaste y por todo lo que aprendí de vos”, contó, y comparó: “Lo mismo tiene que saber el docente, todo queda ahí en el corazón, en el interior, en la vida de la persona, dando vueltas”. 

Monseñor Fernández dijo entender que hoy, a raíz de las restricciones por la pandemia, a los docentes les duela la falta de presencialidad, porque “no es lo mismo enseñar por internet, que integrar esa comunidad educativa donde la cercanía persona a persona, cuerpo a cuerpo, da muchas más posibilidades”. 

“Entonces entiendo el cansancio de ustedes en este año y quiero rezar por ustedes: ‘En el nombre del Padre, del  Hijo y del Espíritu Santo”.

“Te pido Señor que derrames tu bendición sobre este hermano, hermana docente. Te pido que calmes sus cansancios interiores, que sanes las heridas de su corazón, que protejas su vida de todo mal y que también tomes todo su ser como instrumento para derramar tu bendición, Señor, a través de su docencia. Que extiende la bendición de Dios todopoderoso, que es Padre, Hijo y Espíritu Santo. Y muchas gracias por todo”, concluyó.+