Río Gallegos: La trata corrompe la humanidad de la víctima

  • 23 de septiembre, 2020
  • Río Gallegos (Santa Cruz) (AICA)
Organismos diocesanos lamentan "la alta tolerancia social y la naturalización del sistema prostibulario" y consideran "insuficiente e ineficaz" la lucha contra redes delictivas de explotación sexual.

El Equipo Diocesano de Pastoral Migratoria y la Vicaría de la Pastoral Social, de la diócesis de Río Gallegos, sostuvieron que la trata de personas corrompe la humanidad de la víctima.

Los organismos diocesanos hicieron esta afirmación en un comunicado en el marco del Día Internacional de la Lucha contra la Trata de Personas con fines de explotación sexual, que se conmemora el 23 de septiembre.

“Este tiempo de pandemia debilita el contacto social y provoca una mayor vulnerabilidad de las personas, especialmente de las que se encuentran en situación de esclavitud, porque reduce las posibilidades de pedido de auxilio. Todo esto las hunde aún más en el aislamiento y en el sometimiento”, advirtieron.

“La cara más oculta de este delito de la trata de personas con fines de explotación sexual se encuentra en los oscuros prostíbulos, enmascarados de diversas maneras; allí ‘especialmente las personas más vulnerables de la sociedad, son explotadas sexualmente, y violadas en su dignidad y derechos humanos’”, puntualizaron.

Los agentes diocesanos subrayaron que les sigue alarmando “la alta tolerancia social y la naturalización del sistema prostibulario, que implica la explotación sexual y la trata de personas, vinculándolo con ‘lo cultural’ como modo de justificación”.

“Como sociedad hemos omitido que constituye un delito y una violencia ejercida sobre los cuerpos de tantas niñas, jóvenes y mujeres. Por ello no podemos naturalizar la violencia y callar los gritos silenciados de tantas víctimas”, afirmaron.

Tras considerar “necesario e imperioso un cambio de mentalidad para poder afrontar este delito que debe estar acompañado con políticas públicas comprometidas y complementarias desde diversos sectores”, recordaron que “la legislación vigente tipifica como un delito a la trata de personas”.

“Pero su instrumentación plena resulta aún insuficiente e ineficaz en cuanto a la asistencia integral de las víctimas, a sus decisiones, a los derechos establecidos en la ley y al debido acceso a la justicia. Asimismo, resulta insuficiente e ineficaz la lucha contra las redes de trata y los prostituyentes”, denunciaron.

Texto del mensaje
Al conmemorarse el 23 de septiembre el día internacional de la lucha contra la Trata de personas con fines de explotación sexual, como Iglesia Diocesana afirmamos, como lo ha expresado el papa Francisco, que la trata de personas es “un crimen de lesa humanidad", pues corrompe la humanidad de la víctima y “constituye una violación injustificable de su libertad y dignidad las cuales son dimensiones constitutivas del ser humano deseado y creado por Dios”.

Este tiempo de pandemia debilita el contacto social y provoca una mayor vulnerabilidad de las personas, especialmente de las que se encuentran en situación de esclavitud, porque reduce las posibilidades de pedido de auxilio. Todo esto las hunde aún más en el aislamiento y en el sometimiento.  

La cara más oculta de este delito de la Trata de personas con fines de explotación sexual se encuentra en los oscuros prostíbulos, enmascarados de diversas maneras; allí “especialmente las personas más vulnerables de la sociedad, son explotadas sexualmente, y violadas en su dignidad y derechos humanos”.

Como Iglesia Diocesana nos sigue alarmando la alta tolerancia social y la naturalización del sistema prostibulario, que implica la explotación sexual y la trata de personas, vinculándolo con “lo cultural” como modo de justificación. Como sociedad hemos omitido que constituye un delito y una violencia ejercida sobre los cuerpos de tantas niñas, jóvenes y mujeres. Por ello no podemos naturalizar la violencia y callar los gritos silenciados de tantas víctimas.

Es necesario e imperioso un cambio de mentalidad para poder afrontar este delito que debe estar acompañado con políticas públicas comprometidas y complementarias desde diversos sectores.  La legislación vigente tipifica como un delito a la trata de personas. Pero su instrumentación plena resulta aún insuficiente e ineficaz en cuanto a la asistencia integral de las víctimas, a sus decisiones, a los derechos establecidos en la Ley y al debido acceso a la justicia. Asimismo, resulta insuficiente e ineficaz la lucha contra las redes de trata y los prostituyentes.

Asumimos lo manifestado por la Comisión Episcopal de Migrantes e Itinerantes   pidiéndole “al Dios de la Vida el coraje y la decisión de ser capaces de escuchar los gritos de auxilio de tantas hermanas y hermanos privados de su dignidad y de su libertad, y de acompañar, defender y solidarizarnos con ellos, descubriendo caminos hacia una solución pronta y duradera de este delito”.

En este Día Internacional de la lucha contra la Trata de personas con fines de explotación sexual, nos unimos a lo expresado por el papa Francisco, “oremos para que el Señor libere a las víctimas de la trata y para que nos ayude a responder activamente al grito de socorro de tantos hermanos y hermanas privados de su dignidad y libertad”.+