Los Mercedarios celebran a su Madre: María de la Merced nos invita a abrir nuevos caminos

  • 24 de septiembre, 2020
  • Buenos Aires (AICA)
En ocasión de la fiesta en honor de Nuestra Señora de la Merced, el superior provincial de la Orden de la Merced saludó a la comunidad.

El superior provincial de la Orden de la Merced en la Argentina, fray Ricardo Guzzo, envió un mensaje a la comunidad al celebrarse este 24 de septiembre la fiesta de Nuestra Señora de la Merced. 

“En nombre de la Familia Mercedaria Argentina, quiero hacer llegar nuestros saludos a todos los mercedarios de la Argentina, el Paraguay y los distintos lugares del mundo donde religiosos y religiosas junto a los laicos de nuestra familia carismática son signo de Merced de Dios para el mundo de hoy. Incluso me uno a la alegría de las otras comunidades donde Nuestra Madre pasó un día y allí quedó para siempre, no solo su imagen o su devoción sino su mensaje de fe, esperanza y redención”, expresó.

“En el mes del cuidado de la creación, María de la Merced viene a traernos su palabra, hecha servicio. Nos acerca a los clamores de esa creación en las voces de todas las creaturas, pero especialmente, María de la Merced, en las voces de los hermanos cautivos, de los excluidos, los descartados, los nadie de nuestro tiempo”, afirmó.

“El papa Francisco nos ha encomendado el cuidado de la casa común y nadie mejor que María sabe cómo cuidar la casa; porque nadie mejor que ella sabe cómo cuidar a sus hijos y entre ellos, especialmente, a los más débiles y desprotegidos”, aseguró. “Ella sabe cuidar, porque sabe escuchar… un escuchar que no es oír…. un escuchar que es sentir con el corazón… desde las entrañas… un escuchar que transforma el corazón de tal manera que ya no puede ser el mismo, que requiere una conversión interior capaz de cambiar el entorno y lograr así la tan ansiada y necesaria conversión ecológica”.

En referencia a la situación actual, expresó: “La pandemia que atravesamos dejó al descubierto dolorosamente el camino equivocado que recorrimos y la necesidad urgente de volver a colocar en el centro de la vida al ser humano y más precisamente entre ellos, a los más vulnerables. El ser humano no como individuo sino como un ser sociable nacido para la comunión. Allí se nos abre un nuevo capítulo el de la fraternidad, clave fundamental para salir al encuentro del otro y ‘estar alegremente dispuesto a dar la vida si fuera necesario por quien está en peligro de perder su fe’, de olvidar su dignidad. María de la Merced nos invita hoy, una vez más, a asumir el desafío de abrir nuevos caminos en medio de los signos de los tiempos que irrumpen ante nuestros ojos”, afirmó

“Esta fiesta de Nuestra Madre, tal vez no haya tenido el esplendor de otras fiestas anteriores. María ha querido despojarse de todo lo que solemos ponerle, aun cuando sea con un amor sincero y genuino para quedarse solo con lo esencial; no ha querido que camináramos tras ella, sino que quiso caminar a nuestro lado y entrar así en cada casa, llegar a donde nuestros pies no alcanzan y recordarnos una vez más que lo que Dios quiere es ‘Misericordia y no sacrificios’”, destacó.

“Las celebraciones que vivimos han sido una explosión de creatividad, no solo en las redes sociales donde hemos visto infinidad de expresiones y recursos que nos hablan de Merced: misas en distintas plataformas, lectura orante de la palabra, oraciones, cantos, conversatorios, espacios para intercambiar ideas y ayudas; sino también una explosión de creatividad en las redes solidarias, en el contacto cuerpo a cuerpo con la realidad para que no falte el alimento, la contención, la palabra directa, la mirada cercana, la presencia física, la alegría, la esperanza”, valoró.

Finalmente, agradeció a todos una vez más “porque sin bajar los brazos, han encontrado mil formas de seguir sosteniendo la vida: en las parroquias y sus distintas áreas de servicio; en los colegios acompañando las diversas problemáticas de la comunidad educativa transformándose así en agentes esenciales para el sostén de la familia y la sociedad; en los centros de espiritualidad donde convergen distintas organizaciones con quienes compartimos la misma pasión por la dignidad de los hermanos vulnerables; en los diversos proyectos sociales y rurales que avanzan proféticamente contra corriente en un mundo que todavía se resiste a cambiar”, enumeró.

“Gracias porque entre todos… religiosos y religiosas, laicos e interlocutores finales de nuestra misión… de la mano de María, aprendemos como lo hizo Pedro Nolasco a ser Merced todos los días”, concluyó, deseando “que el Señor los bendiga, los fortalezca y les devuelva con creces la generosidad de sus vidas”.

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