Bartolomé I: promover el respeto por la creación y construir puentes de diálogo

  • 22 de octubre, 2020
  • Roma (Italia) (AICA)
La Pontificia Universidad Antonianum otorgó el título "honoris causa" en filosofía al Patriarca Ecuménico de Constantinopla.

"La razón del progreso es falsa e inapropiada cuando se está destruyendo la casa del hombre y se aniquila la persona humana”, expresó el Patriarca Ecuménico de Constantinopla, Bartolomé I, durante la apertura del año académico de la Pontificia Universidad Antonianum que le otorgó el título “honoris causa” en filosofía. 

En su disertación -en el acto que se realizó en la tarde del miércoles 21 de octubre- sobre “El Patriarcado ecuménico en el mundo contemporáneo: visión y testimonio social”, Bartolomé afirmó en primer lugar que “la función de la Iglesia de Constantinopla, como centro vital de la vida de todo el mundo ortodoxo, emana de su constante ministerio en el testimonio, protección y difusión de la fe cristiana”.

Bartolomé reivindicó después el papel de “pionero” del Patriarcado en la promoción de la protección de la creación, que lleva adelante desde mediados de los años ochenta. 

“Para nosotros -subrayó- cuidar los recursos naturales de nuestro planeta es una cuestión de veracidad con respecto a Dios y al orden creado. Es por eso que hemos condenado reiteradamente el abuso del medio ambiente lisa y llanamente como un pecado. Debemos recordar que el cuidado del medio ambiente no es en primer lugar una cuestión política o tecnológica; es sobre todo una cuestión religiosa y ética. En este sentido, tenemos la responsabilidad de considerar cuidadosamente cómo habitamos el mundo. No podemos vivir como individuos aislados, indiferentes a los eventos que nos rodean, porque somos seres sociales y compartimos este mundo. Hemos sido creados para el encuentro personal; seremos juzgados como personas, sociedades y naciones sobre la base de esa interacción”.

“Es evidente - agregó - que la razón del progreso resulta falsa e inapropiada cuando se está destruyendo la casa del hombre y se aniquila la persona humana. Con este espíritu, bendecimos todas las iniciativas que contribuyan a tomar conciencia de la gravedad de la crisis ecológica actual y los problemas sociales relacionados, así como de la necesidad de un cambio radical de mentalidad y una orientación evaluativa del hombre contemporáneo”.

Otro eje central de la acción del Patriarcado es el “diálogo con los creyentes de todas las religiones y también con personas sin vinculación religiosa”. 

Al respecto, Bartolomé recordó las “funciones” que generalmente se atribuyen a la religión: “a) La religión ofrece respuestas a los profundos interrogantes existenciales del hombre: el sentido de la vida, el dolor y la muerte, nuestro origen y destino final; b) la religión ha dado origen y preservado los más altos logros de la cultura, los valores espirituales más preciosos del hombre y un profundo conocimiento antropológico; c) la religión está intrínsecamente vinculada a la identidad de los pueblos y culturas; d) la religión es misión y una responsabilidad con respecto a la paz”. 

“La credibilidad de las religiones en todo el mundo, afirmó, está vinculada a su aporte a la reconciliación y la promoción de la paz, que no pueden tener éxito sin el diálogo interreligioso y la concordia entre las religiones”.

“Es demasiado utópico esperar que la solidaridad y la cohesión social se puedan establecer mediante la globalización, el progreso económico, la mejora del nivel de vida, la ciencia y la tecnología, la comunicación digital e Internet. Es imposible que exista un mundo de paz y justicia sin la contribución de los grandes poderes espirituales de la humanidad, vale decir de las religiones”. 

Por eso el compromiso con el diálogo y la gran importancia que Bartolomé atribuye al “precioso” Documento sobre la Fraternidad Humana por la paz mundial y la convivencia común, que firmaron el Papa Francisco y el Gran Imán de Al-Azhar, Sheikh Ahmed el-Tayeb, en Abu Dhabi el 4 de febrero de 2019”. Allí “encontramos la brújula común que guía nuestro camino hacia la paz universal y hacia una cultura de la solidaridad”.

“Nos necesitamos unos a otros; necesitamos objetivos comunes; necesitamos esfuerzos de colaboración. Estamos llamados a construir puentes basados en el amor y la comprensión, y no a construir muros de exclusión basados en el miedo y la ignorancia. Debemos ser críticos con todas las tendencias que socavan la solidaridad y oponernos a todo lo que reduce a los seres humanos a consumidores insaciables a costa de los que tienen al lado. Estamos llamados a encontrar la manera de evitar cualquier conflicto de razas o choques de civilizaciones - respetando las diferencias, defendiendo los derechos y promoviendo el diálogo - en aras de un mundo mejor y más luminoso”.

“El futuro no pertenece al autoconsagrado 'hombre-dios',  a un nuevo Prometeo que ignora o suprime los límites y medidas innegables. Cualquier intento de establecer una sociedad justa necesita la referencia a un 'Absoluto'” 

“Para nosotros este 'Absoluto' es Jesucristo, el 'Dios-Hombre', el 'Dios con nosotros' y el Dios 'para nosotros', el Salvador que 'bajó del cielo', el que nos abrió las puertas del Paraíso, 'nuestra esperanza'. La fe en Cristo es una fuente inagotable de creatividad, de libertad “que se hace verdadera en el amor”, en el mundo. En todas las dimensiones de la vida inspira y fortalece el esfuerzo humano, incluso cuando enfrenta problemas difíciles de resolver y sin salida”. +