Mons. Fernández: "Lean directamente Fratelli tutti, sin mediaciones"

  • 10 de noviembre, 2020
  • La Plata (Buenos Aires) (AICA)
El arzobispo de La Plata resumió en dos grande ejes la última encíclica del papa Francisco: "El llamado al amor fraterno" y "La dignidad ineludible que tiene cada persona".

El arzobispo de La Plata, monseñor Víctor Manuel Fernández, resumió la encíclica Fratelli tutti, del papa Francisco, en dos grande ejes: "El llamado al amor fraterno" y "La dignidad ineludible que tiene cada persona".

“Son dos claves fundamentales para comprender todo el texto que nos regala Francisco”, afirmó en una entrevista con Radio María Argentina.

“Para un creyente católico, una encíclica es un pedido que nos hace el Señor en un momento determinado de la historia. No siempre tenemos esta actitud ante un texto del magisterio del Papa. A veces afirmamos que si la encíclica no dice lo mismo que yo opino, está para tirarla a la basura. Pero para el que realmente cree estos textos nos estimulan, desde el Espíritu Santo, a desarrollar aspectos en nuestra vida cristiana que a veces no lo hemos hecho. La opinión del Papa no es una más para el católico, esto es parte de su magisterio”, sostuvo.

El arzobispo platense dijo, con conocimiento de causa, que al visitar al Papa en Roma uno se da cuenta de que "tiene el mundo en la cabeza y en el corazón, él no piensa solo en la Argentina".

"Esto es otra cosa que tenemos que tener en cuenta cuando leemos el texto”, sugirió, y agregó: “Fratelli tutti es un llamado al amor, a ampliar este amor a otros, al inmigrante de un país vecino, a los que Francisco llama los forasteros existenciales. También a las personas discapacitadas, para dar otro ejemplo".

Monseñor Fernández subrayó que el documento papal "es un llamado a la universalidad del amor, sin quedarse en los amigos y cercanos, sino buscando abrirse más y más a toda la humanidad" y señaló: "En este texto magistral, el Papa también recuerda que toda persona tiene una dignidad sagrada e infinita, que viene dada por la Misericordia de Dios”.

“No lean la encíclica a través de lo que dice el dirigente político Miguel Ángel Pichetto o a través de algún periodista que odia a Francisco. Lean directamente Fratelli tutti, sin mediaciones", pidió, y precisó: "Allí el Papa recalca que no existe peor pobreza que no tener trabajo. También Francisco afirma que los empresarios tienen una noble vocación, la de producir riqueza y trabajo. También dice que no todo se reduce al mérito o a la meritocracia. Esto está claro en una persona discapacitada o en un niño pobre que no tienen las posibilidades de desarrollarse a través del trabajo. El Estado debe apoyar al débil, debe apoyar a estas personas”.

“Me ha tocado escuchar a algunos que dicen que esta encíclica es un documento horizontalista, masón, que no tiene nada de Evangelio o de fe. La verdad que eso es una locura decirlo. Esto se refuta cuando Francisco afirma que escribió Fratelli tutti a los hombres y mujeres de buena voluntad. Este no es un texto solo para los católicos, está pensado para toda la humanidad de este tiempo", aseveró.

El arzobispo puso como ejemplo lo que sucede cuando un católico sale en defensa de la vida para oponerse al aborto. "No comenzamos a citar pasajes bíblicos a los ateos. Justamente, cuando defendemos la vida lo primero que decimos es que no lo hacemos porque es un dogma de fe o una cuestión religiosa, porque si fuera así no se lo podrías imponer a los demás”, planteó.

“El Papa asegura en Fratelli tutti que otros beben estos conceptos desde otras fuentes, pero para los cristianos el manantial de la fraternidad está en el Evangelio de Jesús. Francisco lo indica con claridad, reconoce que su fuente es Jesucristo”, enfatizó, y completó: “Los cristianos creemos que hacer presente el bien es un don para la sociedad. Y por eso Francisco dedica un capítulo a la parábola del Buen Samaritano y además recuerda que la madre de la fraternidad humana es la Virgen María”.

“Para interpretar esta encíclica hay que recorrerla desde el dinamismo universal del amor, la relación entre lo local y lo universal, la arquitectura y la artesanía del encuentro, la dignidad de cada ser humano más allá de las circunstancias, el destino común de los bienes, la promoción humana a través del trabajo y la necesidad de la sana política. En la fraternidad está el secreto de toda existencia humana. Todo es apertura en esta encíclica”, concluyó.

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