Mons. Buenanueva llamó a "vencer el miedo"

  • 17 de noviembre, 2020
  • San Francisco (Córdoba) (AICA)
El obispo de San Francisco, monseñor Sergio Osvaldo Buenanueva, reflexionó esta semana sobre la Parábola de los Talentos. En su mensaje, llamó a "vencer el miedo".

En una nueva entrega de su columna en el periódico “La Voz de San Justo”, el obispo de San Francisco, monseñor Sergio Osvaldo Buenanueva, reflexionó sobre la Parábola de los Talentos.

Citando el pasaje del Evangelio, el obispo expresó: “Llegó luego el que había recibido un solo talento. «Señor, le dijo, sé que eres un hombre exigente: cosechas donde no has sembrado y recoges donde no has esparcido. Por eso tuve miedo y fui a enterrar tu talento: ¡aquí tienes lo tuyo!»”. 

“Un hombre con miedo. En definitiva, no es algo tan extraño o incomprensible. El miedo es un habitual compañero de camino de cada ser humano. Y suele ser además un eficaz consejero: nos advierte que tenemos que estar atentos, no atolondrarnos y ver bien qué paso damos en la vida”, reflexionó.

“El problema está en dejarse ganar y dominar por el miedo. Podríamos decir que todo el mensaje de la Biblia se resume en esta frase que atraviesa cada una de sus páginas: ‘No tengas miedo. Yo estoy con vos’. Quien así habla es el mismo Dios”, afirmó.

“Así también podríamos resumir el mensaje de Jesús. Su buena noticia, el Evangelio: Dios es Padre, está con nosotros. Es más: así podemos llamar al mismo Jesús: Dios con nosotros, el Emanuel. Caer en la cuenta de esa presencia buena hace que el miedo se pueda transformar en confianza para la vida”, consideró.

La parábola de este domingo, explicó el prelado, “es como un eco de la primera de todas las parábolas de Jesús: la del sembrador que esparce la semilla. Esa acción de sembrar y esparcir con generosidad muestra su verdadera naturaleza: don inagotable, siempre en crecimiento y buscando multiplicarse sin medida”.

“La invitación perentoria de Jesús es a dejarse ganar por esa conciencia viva y actuar en consecuencia. No hay, por tanto, que dejarse ganar por el miedo. Por el contrario, es urgente aplicarse por entero a replicar la misma actitud divina: multiplicar los talentos recibidos”, animó. “Es una propuesta de vida: no guardarse nada, estar siempre dispuesto a entregarlo todo, a jugarse por entero, a arriesgar para ganar”.

“El primero que vive así es Jesús, el Hijo. Nosotros vamos detrás, pisando sus huellas. Su presencia disipa el miedo”, concluyó.+