Con limitaciones por la pandemia, los correntinos celebraron la Cruz Gil

  • 11 de enero, 2021
  • Mercedes (Corrientes) (AICA)
Cada año, las celebraciones en honor de la Cruz Gil convocan a una multitud en las cercanías de la ciudad correntina de Mercedes, que en esta oportunidad tuvieron que limitarse debido a la pandemia.

Debido a las condiciones impuestas por la pandemia, las celebraciones en honor de la Cruz Gil que cada año convocan a una multitud en el predio ubicado sobre la Ruta Nacional 123, en cercanías de Mercedes (Corrientes), este año debieron suspenderse.

No obstante, el 8 de enero se celebró una misa en devoción a la llamada Cruz Gil en la parroquia Nuestra Señora de las Mercedes de la ciudad homónima. El presbítero Ramón Espinoza, párroco de la comunidad, dialogó con Radio María Argentina.

“A orillas de esta ruta comenzó la devoción a la Cruz Gil porque, según cuenta la leyenda, allí fue sacrificado Antonio Gil. En Corrientes, siempre que fallece una persona de manera cruenta en un lugar alejado de lo poblado, la gente coloca una cruz en su memoria para que en cada aniversario se pueda rezar por su eterno descanso. Se encienden velas, se le colocan flores y se acerca un paño que para nuestra fe, alude a las sábanas que quedaron en la sepultura de Cristo y que encontraron los discípulos y las mujeres cuando Jesús resucitó. Ese paño de color rojo simboliza la pascua de una persona que fallece en una circunstancia cruenta”, explicó.

Este año, detalló el sacerdote, “fue todo sumamente reducido”. “Gendarmería junto con todas las fuerzas e instituciones mercedeñas se sumaron y a su vez pidieron colaboración a la provincia de Corrientes y a Vialidad Nacional para que los peregrinos lleguen en vehículos pero no se detengan en el lugar donde está la devoción”. 

“Aquí en Mercedes tenemos un rebrote de contagios de coronavirus y por eso el resguardo para nuestra gente. Solo tuvimos la misa en la mañana, a puertas cerradas y transmitida a través de las redes sociales”, destacó el padre Espinoza. 

“En el marco del jubileo de la diócesis de Goya por su aniversario número 60, elaboramos un triduo a la Cruz Gil y a los fieles difuntos para aproximar a la gente en los centros pequeños de devociones familiares en honor del gaucho. Todo esto acompañado con el rezo del rosario. Y seguimos trabajando en el terreno de tres hectáreas que está a unos metros del centro de la devoción a la Cruz Gil, ya hicimos las primeras instalaciones con la ayuda de la comunidad. La idea es poder erigir un santuario y un lugar para recibir a los peregrinos allí”, agregó el sacerdote correntino.

Por su parte, el obispo de Goya, monseñor Adolfo Ramón Canecín, señaló que “la propuesta para esta devoción es estar en sintonía con el Magisterio de la Iglesia, sobre todo con la exhortación apostólica Evangelii gaudium del papa Francisco sobre el anuncio del Evangelio en el mundo actual. También con el Magisterio de los obispos latinoamericanos en Medellín, Puebla, Santo Domingo y Aparecida, y también con el Magisterio de la Iglesia argentina y de nuestra comunidad local, junto con los obispos que me precedieron, Alberto Devoto, Luis Stockler y Ricardo Faifer. Todo está en el libro ‘La piedad popular en la región del noreste argentino’ con aportes y orientaciones sobre el fenómeno de la Cruz Gil y otras manifestaciones similares, que durante dos años estuvimos elaborando junto con los otros obispos del NEA”.

“En lo personal, yo tenía una expresión contraria a todo lo referido a la expresión devocional del Gauchito Gil hasta que llegué a la diócesis de Goya”, reconoció monseñor Canecín. “Aquí, charlando con los sacerdotes más grandes, entre ellos el fallecido Julián Zini,  me enteré que esta expresión nació como la Cruz Gil. Después esto se fue para Buenos Aires y desde allá volvió rebautizada como la devoción al Gauchito Gil. Esto a muchos correntinos le pareció una ofensa porque lo consideraban una expresión peyorativa por el diminutivo de gaucho”, indicó monseñor Canecín.

“Por eso cuando estuve con el papa Francisco en septiembre de 2015, le dije que sentía que este era uno de los grandes desafíos pastorales que tendré en mi ministerio episcopal y le pregunté cómo acompañar esta situación. Y el papa me indicó que era simple y me dio esta especie de ‘ABC’. Me dijo que primero debíamos rezar por los difuntos porque es una obra de misericordia hacerlo. Si Antonio Gil existió, entonces es una obra de misericordia rezar por él. Segundo, recuperar y reinstalar el novenario para rezar por los difuntos en la memoria de Antonio Gil, que habían escrito el padre Julián Zini y el padre Luis Adis junto con monseñor Ricardo Faifer y que fue presentado a la Conferencia Episcopal Argentina. Y tercero, me expresó textualmente: ‘Ustedes compraron un terreno cerca de donde está enclavado lo de la Cruz Gil. Construyan un santuario allí y desde ese templo ofrezcan todo lo que habitualmente la Iglesia ofrece a sus hijos: acogida, acompañamiento, catequesis y todo lo demás’”, recordó.

“Cuando volví de Roma, el 24 de septiembre de ese año, asumí el gobierno pastoral de la diócesis de Goya en Mercedes y compartí todo lo hablado con el Papa durante la misa. Siento que no se trata ni de canonizar ni de demonizar a Antonio Gil. Esta es una expresión de piedad popular, de religiosidad del pueblo, de espiritualidad que atrae a miles y miles de personas que no pueden estar como ovejas sin pastor. Por eso debemos acogerlas y acompañarlas. Ese siento que es mi deber de pastor y esto lo propuse al clero desde que llegué”, concluyó el obispo.+