Mons. Canecín animó a la esperanza a los devotos de la Cruz Gil

  • 12 de enero, 2021
  • Goya (Corrientes) (AICA)
El obispo de Goya, monseñor Adolfo Ramón Canecín, envió un mensaje "a todos mis hermanos, peregrinos y devotos de la Cruz Gil", que cada 8 de enero llegan hasta el predio en cercanías de Mercedes.

Con un mensaje dirigido “a todos mis hermanos, peregrinos y devotos de la Cruz Gil”, el obispo de Goya, monseñor Adolfo Ramón Canecín, se pronunció sobre esta devoción que cada año atrae multitudes en el predio ubicado en cercanías de la ciudad correntina de Mercedes.

“Contemplemos la Cruz, nuestra Esperanza”, es el título del mensaje en este año especial de pandemia, en que las celebraciones del 8 de enero tuvieron que desarrollarse de manera reducida.

“Cada época presenta desafíos propios, que interpelan, duelen, desaniman, generan impotencias”, reconoció el obispo. “En la nuestra se agregó la pandemia del Covid-19. La providencia divina no nos abandona, sino que ofrece ‘en y desde’ la Cruz de Jesús caminos apropiados para abordarlos y dar respuesta”.

En la Cruz, detalló el prelado, “Jesús expresó su obediencia al Padre y amor a los hombres; aprendemos a amar a Dios y a los hermanos; descubrimos el camino de los discípulos-misioneros; recibimos por madre, a la Madre de Jesús”. Por eso, consideró, “el Crucificado y su Cruz son el manantial vivo de nuestra esperanza”.

“Él lo prometió y en esa promesa confiamos: ‘Yo estaré siempre con ustedes’”, recordó monseñor Canecín. “Él ha triunfado sobre la muerte y el pecado. Por eso seguimos buscando construir una historia más justa y nos alentamos unos a otros para no desanimarnos. En el trato frecuente con el Resucitado, recibimos un verdadero impulso que nos sostiene”.

Y citando la Palabra de Dios, el obispo de Goya expresó: “Consuelen, consuelen a mi pueblo”; “El Señor me dio una lengua para reconfortar al fatigado con una palabra de aliento”; “El programa pastoral de Jesús, lo continua la Iglesia”; “Como Jesús, acompañamos, escuchamos, consolamos, levantamos, alentamos”.

El prelado destacó que un auténtico espíritu de esperanza “no es pesimismo, lamento, pasividad, sino que es esfuerzo creativo y firme, fortaleza que no se deja vencer, confianza generosa, compromiso lleno de magnanimidad y pasión por el bien, que ayuda a discernir y reconocer las semillas del Reino que nunca faltan aún en medio de la oscuridad y a esperar su plenitud en el Cielo”.

Finalmente, recordando el documento de Aparecida, señaló: “No se concibe que se pueda anunciar el Evangelio sin que este ilumine, infunda aliento e inspire soluciones adecuadas a los problemas de la existencia”.

En palabras de Juan Pablo II, aconsejó: “Caminemos con esperanza, un Nuevo Milenio se abre ante nosotros’”, y tomando el magisterio de Francisco, recomendó: “No nos dejemos robar la esperanza”.

“Miremos a la Virgen María, Mujer de Esperanza, al pie de la Cruz y cantemos juntos con todas nuestras fuerzas ‘Virgen de la Esperanza, en nuestra marcha, danos tu luz’”, concluyó monseñor Canecín, “con un abrazo de hermano, padre y pastor”.+