El Cardenal Bergoglio presidió la misa por los 50 años de FASTA

  • 25 de junio, 2012
  • Buenos Aires (AICA)
El domingo 17 de junio, el arzobispo de Buenos Aires y primado de la Argentina, cardenal Jorge Mario Bergoglio SJ, presidió en la catedral metropolitana de Buenos Aires, la misa de acción de gracias por el 50° aniversario de la fundación de la Fraternidad de Agrupaciones Santo Tomás de Aquino (FASTA). La ceremonia fue concelebrada por el fundador y presidente de Fasta, fray Aníbal Fosbery OP. En su homilía, el arzobispo de Buenos Aires, invitó a la comunidad de FASTA en sus 50 años a dar gracias a Dios, y les pidió, en nombre de la Iglesia, docilidad a la Gracia, "ya que no hay forma de hacerle bien a la Iglesia por ningún otro camino que no sea el de la santidad".
El domingo 17 de junio, el arzobispo de Buenos Aires y primado de la Argentina, cardenal Jorge Mario Bergoglio SJ, presidió en la catedral metropolitana de Buenos Aires, la misa de acción de gracias por el 50° aniversario de la fundación de la Fraternidad de Agrupaciones Santo Tomás de Aquino (FASTA). La ceremonia fue concelebrada por el fundador y presidente de Fasta, fray Aníbal Fosbery OP, los sacerdotes de Fasta; el prior provincial de la Orden de Predicadores, fray Pablo Sicouly OP; el prior del convento Santo Domingo de Buenos Aires, fray José María Cabrera OP; fray Domingo Basso OP; fray Marco Foschiatti OP y otros diáconos y frailes de la Orden Dominicana. Al comenzar la ceremonia, el padre Fosbery dirigió unas palabras al cardenal Bergoglio: "Eminencia reverendísima, ni usted ni yo soñábamos, cuando transitábamos juntos, jóvenes adolescentes, la parroquia de Flores, que un día como hoy se iba a dar: usted, arzobispo de Buenos Aires, recibiendo a estos queridos hijos nuestros de Fasta que vienen a dar gracias a Dios por estos cincuenta años de fundación. Y permítame entonces, querido cardenal, que agradezca en nombre de toda Fasta, su paternal benevolencia para con nosotros, siempre". En su homilía, el arzobispo de Buenos Aires destacó la oración inicial de la misa: "Señor, que por nuestra fragilidad humana, solos no podemos nada" y resaltó que "Él hace todo y lo único que pide es nuestra docilidad". El cardenal invitó a la comunidad miliciana en sus 50 años a dar gracias a Dios, y les pidió, en nombre de la Iglesia, docilidad a la Gracia "ya que no hay forma de hacerle bien a la Iglesia por ningún otro camino que no sea el de la santidad". Y alertó: "Prepárense para las tentaciones. Porque la tentación no es un pecado, es señal de que andan bien". "Ser miliciano -término con el cual se identifican los miembros de Fasta-habla del compromiso, de trabajo, de entregarse al Evangelio, y que es, en definitiva, militar en la santidad", manifestó. También exhortó a los miembros de la institución a "seguir sirviendo a la Iglesia, en la santidad, siendo milicianos en la exigencia propia, en el sacrificio cotidiano, con `la psicología del exilado´ que están `seguros en el ancla, que ya tienen clavada en la otra patria´; y culminó: "Miren aquella patria, trabajen por esta, pero allá. Son exiliados que están en camino". Como conclusión, le pidió a Jesús que les conceda "la gracia de la docilidad para ser santos. La gracia de la militancia en la santidad. Y la gracia de la humildad, que los va a salvar de todo aquello que pueda seducirlos: de riqueza, de vanidad o el poder de otros". Al finalizar la ceremonia, el presidente jurisdiccional de Fasta Buenos Aires, Edgardo Manassero, entregó al cardenal una placa en agradecimiento por su acompañamiento pastoral a la obra de Fasta. Por su parte, el vicepresidente ejecutivo de Fasta, licenciado Carlos Rossini, entregó otra al padre Fosbery, y le agradeció "por abrirnos las puertas de la Iglesia, y marcarnos desde allí, el camino del cielo y de la santidad". +