La diócesis de Oberá inauguró el proceso sinodal
- 27 de octubre, 2021
- Oberá (Misiones) (AICA)
El obispo de Oberá realizó la apertura del sínodo en la diócesis y advirtió los tres riesgos de este proceso que mencionó el Papa: el formalismo, el intelectualismo y el inmovilismo.
La diócesis de Oberá inició su camino sinodal con la presencia de delegados de cada parroquia, presbíteros, consagrados, diáconos permanentes y movimientos laicales y áreas de pastoral.
En sus palabras de apertura, el obispo diocesano, monseñor Damián Santiago Bitar, recordó al papa Francisco cuando dijo que “el sínodo no es una convención, un parlamento o un sondeo de opiniones. Es un momento eclesial y el protagonista es el Espíritu Santo. Si no está Él, no habrá sínodo”.
En ese sentido, el prelado exhortó a no tener miedo a ahondar en este proceso “aunque somos una diócesis nueva”. Y agregó: “El sínodo nos ofrece una gran oportunidad para impulsar una conversión pastoral en clave misionera y también ecuménica, teniendo en cuenta las tres palabras claves: comunión, participación y misión”.
En cuanto a esto, mencionó los riesgos que advirtió el Papa, como el formalismo. “Necesitamos caminar, recorrer, llegar a la sustancia, y por tanto aceitar los instrumentos y las estructuras que favorezcan el diálogo entre todos los miembros del pueblo de Dios”.
“Otro riesgo -señaló- es el intelectualismo: convertir el sínodo en una especie de grupo de estudio, una suerte de ‘hablar por hablar’ sobre los problemas de la Iglesia o los males del mundo, pero alejándonos del Pueblo de Dios”.
En tercer lugar, añadió el riesgo del inmovilismo, es decir, el “siempre se hizo así, es mejor no cambiar”, explicó. Sobre esto, el obispo señaló que “es un veneno para la Iglesia, es no tomar en serio el tiempo que vivimos y seguir adoptando soluciones viejas para problemas nuevos”.
Por último, exhortó a vivir “esta ocasión de encuentro, de escucha y reflexión como un tiempo de gracia que en la alegría del Evangelio nos permita encaminarnos hacia una Iglesia sinodal donde todos se sientan en su casa y puedan participar".
Por eso, invitó a caminar “hacia una Iglesia de la escucha: escuchar al Espíritu en la adoración y en la oración, escuchar a los hermanos, a todos, sin excluir a nadie, acerca de sus angustias y esperanzas, gozos y dolores; y hacia una Iglesia de la cercanía. Esto es, imitar el estilo de Dios que es cercanía, compasión y ternura, una Iglesia que no se separa de la vida, sino que se hace cargo de las fragilidades y pobrezas de nuestro tiempo, curando heridas y sanando corazones con el bálsamo de Dios”.
En la misa de apertura se descubrió la placa que declara patrimonio histórico, cultural y arquitectónico al edificio de la catedral San Antonio de Padua de la ciudad de Oberá.+