Mons. Olivera, al nuevo diácono: 'Nuestro corazón debe vibrar junto a quienes más necesitan'

  • 20 de junio, 2023
  • Buenos Aires (AICA)
El obispo castrense ordenó diácono al seminarista Luis Villafañe, durante una celebración eucarística en la parroquia porteña Nuestra Señora de Luján.

El obispo castrense, monseñor Santiago Olivera, ordenó diácono al seminarista Luis Alfredo Villafañe en la parroquia Nuestra Señora de Luján Castrense, en el marco de la misa por la solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús. Concelebraron capellanes castrense de las Fuerzas Armadas y de las fuerzas federales de seguridad.

En la homilía, monseñor Olivera definió esta fiesta religiosa como “la fiesta de la paz; es la fiesta de la confianza, aquel a quien le decimos, Sagrado Corazón de Jesús en voz confió. Ponemos nuestro corazón, ponemos nuestra vida, ponemos nuestras situaciones difíciles en el Corazón de Jesús, en este corazón que nos amó sin límites. Qué maravilloso es Dios, que se nos revela en su Hijo Jesús, diciendo: 'Dios es amor'".

Al referirse a la ordenación diaconal del seminarista, el prelado recordó: "No sos vos, no soy yo, no somos nosotros, es Jesús quien te ha elegido y te ha invitado a seguirlo. Es Jesús quien te llamó, el que te tocó el corazón y lo ha hecho en el contexto de una familia, ha llamado a tus padres y tus hermanos también, a todos los ha tocado en el corazón”.

“En Luján, del regalo que la Providencia nos ha hecho, regalo de Dios, en el cual Luis renovó, manifestó públicamente su compromiso con el celibato. Esto es de un amor con el Señor sin división, porque no solo eligió a Luis y él respondió, sino que también le dio la gracia, el carisma de ser un corazón enamorado de Dios, de estar dispuesto a dejarlo todo”, dijo, refiriéndose a la peregrinación del clero castrense a la basílica mariana nacional.

“¿Para qué fuiste elegido? Sin duda podemos decir 'para servir'. ¿Y cómo y en qué? Para servir a los hermanos, para servirlos con esa mirada atenta de las necesidades", planteó, y puntualizó: "El diaconado está en la entraña de la vida de los más pobres, el corazón de un diácono -que los obispos y sacerdotes, aunque seamos ordenados, nunca dejamos de serlo- debe vibrar siempre en el corazón de aquellos de que más nos necesitan. Las distintas pobrezas, que no solo son materiales, pobrezas psicológicas, pobrezas morales: allí donde hay pobreza, un diácono debe estar presente, acompañando, como la presencia de Jesús que acompaña, que sostiene, que contiene y para ello hay que tener una sensibilidad especial”.

Monseñor Olivera se refirió también a la misión del diácono, que "es anunciar el Evangelio, es formar a los cristianos, anunciando la Buena Noticia, explicitando la doctrina cristiana. En este mundo en que vivimos la primera predicación a los que no creen, es nuestra propia vida, quienes nos ven deben descubrir, qué es lo que nos lleva a vivir de esta manera".

"La predicación primera de todos nosotros los cristianos, queramos o no, son nuestras actitudes, son nuestros criterios, son nuestros gestos, predicamos a Dios con nuestra vida. Pero también el diácono está llamado a explicitar la vida cristiana y anunciar la grandeza de Dios, un Dios que es Padre, un Dios que es cercano, esto también Luis te confía la Iglesia”, sostuvo.

“En nombre de la Iglesia, presidirás los responsos, los momentos difíciles de nuestra vida, asistirás a ser testigo oficiando los matrimonios", detalló, y completó: "Seguramente sentirás pequeñez y temor frente ante tanta responsabilidad, sin embargo, sabemos que nuestra mirada y confianza debe estar siempre en Jesús, cuando nos ordenamos, nos postramos conscientes de nuestra pobreza, pero hoy en día en el día del Sagrado Corazón, podrás decir, Jesús en voz confío".

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