El Papa en la audiencia general: 'La fe se expresa siempre en el servicio'

  • 30 de agosto, 2023
  • Ciudad del Vaticano (AICA)
El Santo Padre dedicó la catequesis de hoy, 30 de agosto, a santa Catalina Tekakwitha, primera santa nativa de América del Norte y animó a "realizar acciones ordinarias de modo extraordinario".

“Las acciones tranquilas y cotidianas pueden manifestar una gran santidad”, dijo el Papa Francisco al elogiar a santa Catalina Tekakwitha, la primera santa nativa de América del Norte, durante su audiencia general de este miércoles 30 de agosto, celebrada en el Aula Pablo VI del Vaticano.

El pontífice continúa con su serie de catequesis sobre el celo apostólico y sobre cómo el santo testimonio del Evangelio de hombres y mujeres en todo el mundo puede difundir la fe cristiana.

Reflexionando sobre la santa, el Papa señaló que Catalina, nacida en el norte del estado de Nueva York, era hija de un jefe mohawk y de una madre cristiana algonquina, quien le enseñó a orar y cantar himnos a Dios.

"Muchos de nosotros también fuimos presentados al Señor por primera vez en la familia, especialmente por nuestras madres y abuelas", dijo el Papa.

Francisco señaló que la evangelización muchas veces comienza así, "con pequeños y sencillos gestos, como que los padres ayuden a sus hijos a aprender a hablar con Dios en la oración y hablándoles de su gran y misericordioso amor".

Los fundamentos de la fe de Catalina, y muchos de los nuestros, observó el Papa, se establecieron de esta manera.

Los sufrimientos inspiraron su amor por la Cruz
Marcada por la viruela a una edad temprana, dijo, "sus sufrimientos la llevaron a un gran amor por la Cruz" y "a una estrecha identificación con Cristo en su amor redentor por la humanidad". 

"Cuando encontramos dificultades para vivir y anunciar el Evangelio", dijo el Papa, "podemos sentir la tentación de desanimarnos, de refugiarnos en nuestras certezas o de encerrarnos en pequeños grupos que piensan como nosotros".

"La vida de Catalina Tekakwitha -dijo, sin embargo- nos muestra que cada desafío puede ser superado si abrimos nuestro corazón a Jesús, quien nos concede la gracia necesaria para continuar el camino de la vida cristiana con fidelidad y perseverancia. "

Profunda piedad y oración
"Su profunda piedad y oración, marcada por la devoción al Santísimo Sacramento, el Rosario y los actos de penitencia", dijo, "fue acompañada de una solicitud caritativa por los ancianos y los enfermos, y por la instrucción de los niños en la fe".

Catalina, afirmó el Santo Padre, es "un testimonio más de que el celo apostólico implica a la vez una unión vital con Jesús, alimentada por la oración y los Sacramentos, y el deseo de difundir la belleza del mensaje cristiano a través de la fidelidad a la propia vocación."

Aunque la animaron a casarse, ella quería dedicar su vida completamente a Cristo. Al no poder entrar en la vida consagrada, hizo voto de virginidad perpetua el 25 de marzo de 1679, solemnidad de la Anunciación. "Su elección -dijo- revela otro aspecto del celo apostólico: la dedicación total al Señor".

"En Tekakwitha encontramos a una mujer que dio testimonio del Evangelio, no tanto con grandes obras, porque nunca fundó una comunidad religiosa ni ninguna institución educativa o caritativa, sino con la alegría silenciosa y libertad de una vida abierta al Señor y a los demás".

Acciones ordinarias con mucha fe
"También nosotros, tomando fuerzas del Señor, como lo hizo santa Catalina Tekakwitha -dijo el Papa- aprendamos a realizar las acciones ordinarias de manera extraordinaria, y así crecer cada día en la fe, la caridad y el celoso testimonio de Cristo".

El pontífice elogió su gran testimonio, vivido incluso en lo que podrían parecer pequeños actos.

El ejemplo de santa Catalina Tekakwitha, dijo el Santo Padre, "nos muestra el poder del Evangelio para dar ricos frutos en una santidad expresada en acciones tranquilas y cotidianas que, sin embargo, tienen el poder de transformar nuestro mundo".

Para el Papa, la vida de Catalina es un testimonio más de que el celo apostólico implica tanto una unión vital con Jesús, alimentada por la oración y por los sacramentos, como el deseo de difundir la belleza del mensaje cristiano a través de la fidelidad a la propia vocación particular.

Incluso en los días previos a su muerte, a los 24 años, el 17 de abril de 1680, el Papa destacó que Catalina cumplía su vocación "con sencillez, amando y alabando a Dios y enseñando a hacer lo mismo a aquellos con quienes vivía" y al concluir su mensaje, el pontífice recordó las últimas palabras de Catalina, que definió como "bellísimas": "Jesús, te amo".+